Lobos 24 Un nuevo concepto en información
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No es novedad para nadie que la cotización del dólar, la moneda extranjera que más eligen los argentinos, ha experimentado un “salto” que repercute en vastos sectores de la economía. Y gran parte de la población, ni siquiera tiene capacidad de ahorro o de invertir para asegurarse un respaldo ante lo que pueda suceder. En una entrevista con el contador Enrique Oyarzun, éste nos trazó un panorama de quiénes se pueden ver beneficiados y quiénes no, con este movimiento del billete verde. La proyección que se maneja es que para este año podría alcanzar los $ 21. El problema, como se verá en esta nota, es que el Banco Central ya no interviene directamente como antes.
Oyarzun, en diálogo con este medio, comenzó diciendo: “Lo que hay que recordar, es que tenemos un sistema de flotación libre, con lo cual estas variaciones se pueden dar por distintas situaciones coyunturales. Hay que ver cómo evoluciona. Por decirlo de algún modo, en lugar de mirar solamente la foto, miremos la película. Ayer volvió a bajar el dólar, pienso que se está buscando un nuevo punto de equilibrio, con una cotización que será más alta al nivel que tenía antes de fines de 2017. Pero si lo analizamos en relación al aumento de precios, es razonable que haya un reacomodamiento, porque tuvimos un 24 % de inflación en 2017, y hasta diciembre de ese año, el dólar no había aumentado en forma significativa”.
Añadió que: “Es cierto que la variación ha sido demasiado abrupta, y es cuestión de ver si el precio se estabiliza o desciende. Creo que no hay motivos para esperar que esa tendencia se siga manteniendo en el tiempo. Siempre hay sectores perjudicados y beneficiados cuando esto ocurre. Todos quienes importan insumos o mercadería, obviamente las mismas se verán encarecidas porque pagar al valor del dólar. Y además los precios de las propiedades están dolarizados, por lo cual quienes tramitan algún crédito hipotecario pueden tener incertidumbre, hay operaciones confirmadas que se están demorando. Esto es así por la diferencia del dinero que reciben por el crédito, y lo que deben pagar por el inmueble”.
Enfatizó Oyarzun que: “Tenemos que acostumbrarnos a que la cotización del dólar no va a ser fija, sino que tendrá estas variaciones. El Banco Central bajó las tasas de interés, por lo tanto hay menos interesados en depositar pesos en plazo fijo y esa gente se vuelca a la divisa. La única forma que el Central interviene en el mercado, es ajustando las tasas de interés, no vendiendo dólares para que el precio baje, como era antes. Entonces si al ahorrista no le resulta rentable tener depósitos en pesos, sucede esto, hay más demanda de dólares”.
“Pero si nos vamos al otro extremo, fijar tasas altas encarece los créditos para las empresas, y hubo muchas voces diciendo que ese porcentaje perjudicaba el crecimiento de la economía. Ahora, las reacciones o los efectos son otros”, explicó.
“Tener tasas altas, seca la “plaza” de pesos, porque la gente en lugar de consumir en el momento, se enfría la economía. Básicamente, se desalienta el consumo. La gente resigna gastar en el momento, a cambio de un consumo futuro, como una operación financiera a cambio de un rendimiento, que supera la inflación esperada. Pero son medidas que se toman según la necesidad, no son para siempre. Hay que buscar un equilibrio”.
Y finalizó diciendo: “Por eso hay que mirar la tasa real y no la nominal. Supongamos que el banco paga por un plazo fijo el 22 % anual. Si la proyección de inflación para ese período es menor, el inversor gana, de lo contrario no. Aún así, sigue siendo mejor que tener la plata en el colchón, porque ahí sí que la inflación impacta de lleno en lo que tenés ahorrado, más que si perdés unos puntos de ganancia en el banco o en cualquier inversión que elijas”.
