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El Dr. Horacio Daniel Russo, médico cirujano y actual Presidente de la HCD, participó como invitado esta semana del programa de TV “Café Doble”, el ciclo que conduce Patricio Contrera en la señal de cable Lobos Digital. En diálogo con ese medio y con LOBOS 24, nos contó parte de su historia. Lo que sigue a continuación es una síntesis de la entrevista que se vio en la pantalla.
Durante el segundo bloque, Russo recordó sus comienzos: “Yo instalé mi consultorio en Empalme en 1982, en ese momento solamente el Dr. Sgro y yo atendíamos allí. Mi vocación por la Medicina surgió siendo muy chico, pensaba en ser cirujano, y todo lo que hacía estaba relacionado a esa especialidad, en un contexto de otra época. Era bastante difícil llegar a estudiar Medicina, yo crecí cuando todavía no existía la calle Arévalo, era todo un camino de tierra, y luego hice la Secundaria en el Colegio Nacional. Ya para ese momento se había avanzado mucho en lo que era Empalme, pero aun así no era común en aquellos años pensar en estudiar para un título universitario. La mayoría de los vecinos de mi casa eran personas de trabajo, mi padre era ferroviario y mi madre empleada textil, había algunos comerciantes también, pero mi padre siempre quiso que yo fuera mejor que él, que lo superara, me lo dijo más de una vez. Por supuesto que eso no va en detrimento del resto de los empleos, pero en mi familia me dieron la libertad de formarme en lo que a mí me gustaba hacer. Pienso que la gente de antes se distinguía por esa aspiración a la superación. Mi padre era un tipo inteligente, muy capaz, consiguió un trabajo como ferroviario, progresó y llegó hasta donde él pudo. Así se pudo hacer su casa, comprarse un auto, y otras cosas, consiguió que su hijo entrara a la universidad”.
Sobre los pasos previos a graduarse como médico, el profesional expresó: “Yo hice la residencia en el Hospital Álvarez, que en aquel momento era municipal porque no existía CABA, por lo cual la Capital era un municipio más. Esa etapa la recuerdo con cariño, porque conocí muy buenas personas y había mucho trabajo. El tema está cuando vos estás en un hospital de alta complejidad donde tenés todas las comodidades o la aparatología, y después te venís a un pueblo. La mayoría de los médicos jóvenes están acostumbrados a trabajar en lugares donde disponen de toda la tecnología. Claro que también en los hospitales más chicos, como el de Lobos, se ha evolucionado notablemente. Y si vas a Buenos Aires, tenés por ejemplo al Hospital de Clínicas, que tiene muy buen personal, pero está muy deteriorado. Hay que invertir en la salud pública, yo soy partidario de eso, se ha deteriorado la salud en todo el país y es un problema que excede una jurisdicción u otra, si le toca a Fulano o Mengano. Los sueldos son bajos, no hay infraestructura para seguir creciendo, y por eso corresponde destacar a los Directores que muchas veces hacen maravillas para conseguir un médico de Guardia. Esto pasa también en el Sanatorio (de Lobos), es muy complejo. Por eso creo que éste es el peor gobierno de la historia. No tenemos valores, no hay salud ni educación de calidad, la inseguridad está a la orden del día, tampoco hay un ordenamiento. Ese es el análisis que yo hago”.
Ya en el terreno de la anécdota, comentó: “No me voy a olvidar nunca de mi primera cirugía, por supuesto. ¿Si estaba nervioso? Bueno, no sé, porque es todo un proceso y en mi época uno podía trabajar como practicante aunque todavía no te hubieras recibido. Durante 4 o 5 años estuve en un Hospital de Florencio Varela, que era chico para lo que conocemos hoy. Ayudábamos a operar, instrumentábamos, y de esa manera de ibas involucrando en lo que ibas a hacer cuando te entregaran el título. Me recibí en 1978 en la UBA. La primera cirugía que hice, ya mientras hacía la residencia, fue por una hernia en la ingle, por suerte salió todo bien, pero como había médicos con experiencia, ellos nos iban guiando para que los que recién empezábamos tuviéramos confianza”.
Advirtió, sin embargo, que no toda intervención quirúrgica se resuelve de un modo exitoso: “Lamentablemente, a veces hay que dar malas noticias. Y como acá nos conocemos todos, ese paciente puede llegar a ser un conocido o un amigo tuyo, nunca sabés, pero en definitiva es lo mismo porque uno los opera a todos por igual, hablo desde el punto de vista profesional. Es lo más difícil, brindar contención a la familia. Cuando una cirugía se complica, desde el punto de vista afectivo, es demoledor, no te lo voy a negar. Salir a decirle a los amigos o familiares que no hubo nada que se pudiera hacer, es muy doloroso, y a los médicos nos llena de estrés también. Con el correr del tiempo aprendés que es parte de la profesión, pero tenés que prepararte psicológicamente, tener una personalidad especial para atender a la persona enferma y en el peor de los casos, hablar con los familiares”.
Promediando el final del reportaje, sus declaraciones tuvieron una impronta más política: «Cuando abrí el consultorio, era muy conocido y amigo de todos, por el movimiento que tenía el ferrocarril y porque muchos de esos laburantes eran amigos de mi padre, por lo cual terminaron siendo pacientes míos. Yo iba mucho a la estación, al galpón de máquinas, me crié ahí adentro. Y me da mucha tristeza ver que nos estamos quedando sin trenes; no hay lugar en el mundo donde no haya ferrocarriles. A veces me pregunto, con todo respeto: ¿Cuál es el peronismo? ¿El del propio Perón, el de Menem, el de Cafiero, el de Kirchner? Habiendo leído varios libros de política, y sinceramente no creo que ninguno de los que se dicen peronistas haya cumplido con la doctrina de su fundador. Si por lo menos hicieran algo que esté ligado a lo que pregonaba Perón, todo sería distinto. Y en cuanto al radicalismo, después de Alfonsín no hubo ningún líder de relevancia que pudiera conducir al partido con la mística que él tenía. He ido a muchos actos cuando él estaba de campaña, antes del ’83, y era un tipo que te contagiaba entusiasmo, pero no puedo dejar de mencionar la hiperinflación con la que dejó la presidencia. Sigue siendo por lo que más se lo cuestiona (…) De la Rúa se equivocó con la Alianza, le fueron soltando la mano, y a partir de ahí el radicalismo cayó en un pozo enorme políticamente. Todos han venido repitiendo los mismos errores y a su vez, las posibles soluciones, por eso estamos como estamos. Hasta que no nos pongamos todos de acuerdo para sacar al país adelante, no veo viable que esto vaya a cambiar».
