Lobos 24 Un nuevo concepto en información
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En una entrevista con LOBOS 24, el vecino Rolo Fernández, quien tiene una academia de canto, nos comentó: “Este mes estuvimos en la Sociedad Española, cerrando un ciclo de actividades que tuvo la institución en el marco de su 150º aniversario, junto a 10 alumnos. Y para nosotros también fue una manera de cerrar el año cantando, he tenido muchas presentaciones durante este 2017, junto con mis alumnos, y el saldo es positivo”.
Destacó Fernández que: “Tuve oportunidad de presentar tres o cuatro canciones de mi autoría, en realidad siempre fui componiendo (letra y música), pero nunca me había animado a presentar en público mis propias creaciones. Hay de todo: folklore, otras de diferentes géneros, y para el año que viene tengo como proyecto juntar todo el material que tengo escrito y publicarlo, en forma de libro y de disco”.
“Sé que el proyecto es un poco costoso, pero mi intención es dejar plasmado tanto en sonido como en palabras, el trabajo de buena parte de mi vida. No hay una temática que predomine en las letras: el paisaje humano, la geografía, que muchas veces las tenemos frente nuestro y no las apreciamos, hasta que descubrimos eso y lo vamos describiendo con palabras. Siempre traté de buscar un estilo propio, más allá de que uno tiene influencias, pero para escribir hay que andar y caminar”.
“Con el taller de canto tengo continuidad, no paro nunca. Es de enero a enero. Y si lo sigo haciendo es porque me reconforta, no lo tomo como un trabajo, el hecho de estar rodeado de gente amiga, y de la música”, sostuvo.
SU EXPERIENCIA COMO MOCHILERO
Cuando le preguntamos a “Rolo” si se tomó un descanso, nos dijo que lo hizo se un modo atípico: “Si bien no fueron vacaciones, estuve un mes de mochilero, recorriendo desde Córdoba hasta Bolivia, un trayecto muy lindo que me enseñó muchas cosas y además me ayudó a componer nuevas canciones. El contacto directo con la gente, con otra realidad social y otro paisaje. Fui en agosto, y no me tocaron días fríos porque fui a provincias donde siempre hace calor, entre 25 y 30 grados. Ir conversando con la gente y conocer su forma de vida es lo que más te enriquece. No lo tomé como un viaje de turismo, sino de introspección. La gente del Norte tiene otros tiempos, otra forma de vida, y una belleza natural que sólo se puede admirar estando allí”.
“En este viaje me hice amigo de chilenos, bolivianos, mexicanos, franceses… que durante determinada parte del recorrido fueron mis compañeros. A veces pienso que aunque nosotros vivimos en una ciudad chica, también vivimos en el cemento, sin el ritmo alocado de los porteños, quizás. Como mochilero, en algunos trayectos “hice dedo”, en otros tomé micros de corta distancia, caminé bastante, buscando la manera que podía. Llegue a viajar en el estribo de un Ford 1928, por ejemplo”.
