Miguel Schiel es un ex atleta lobense que dejó de competir en 1990. Jubilado del Banco Provincia, cuando finalizó su etapa laboral en 2012 se dedicó a investigar sobre el pasado de Lobos, principalmente en lo ligado al deporte. Fue así como en 2018 presentó en la Biblioteca Capponi su primer libro “Historia del deporte de Lobos”. Se trata de una voluminosa obra, de más de 600 páginas, con fotos inéditas, cuya tirada inicial de 100 ejemplares se agotó rápidamente. El libro recibió unánimes elogios por su pormenorizada investigación y fue el puntapié inicial para que este vecino decidiera continuar con su labor. Actualmente está en proceso un ambicioso trabajo sobre “La noche de Lobos”, es decir, los boliches, bares, y lugares de esparcimiento nocturno que congregaron a varias generaciones.
Este es un fragmento de una interesante charla que el periodista Patricio Contrera mantuvo con Miguel para el programa de TV “Café Doble”, que se transmite por la señal de Lobos Digital todos los miércoles al término del noticiero LTVN, y que reproducimos para este portal de noticias.
“Entre los libros que tengo, siempre me interesó conocer sobre las pulperías donde los paisanos iban a tomar una copa, y los locales bailables que tuvo Lobos, que en este momento se llamaban boites: El primero nació en 1968 y se llamaba Now Now, estaba sobre la calle Hiriart, después aparecieron otros más recientes, hubo algunos que duraron muy poco, y dentro de las confiterías tenías a Mio Cid y Calahorra, pero la primera confitería que tuvo éxito fue La Gazza Ladra. Muchísimos artistas importantes pasaron por Lobos, coincidiendo con la filmación de la película Juan Moreira. Algunos años antes se había querido hacer un festival hippie en la Laguna, que fue un fracaso porque la dictadura de aquel entonces lo prohibió, pero ya estaban todos los músicos listos para participar, hasta el Flaco Spinetta. En lo personal, uno de los boliches que más frecuenté y que más me gustaba fue Kabak”.
Sobre su primer libro, Miguel nos cuenta: “Tengo previsto un hacer una reedición, faltarían algunos detalles, porque me lo han seguido solicitando, y la edición nueva estará corregida y aumentada con mayor información, he tenido el privilegio de acceder a diarios muy antiguos de Lobos, incluso desde el año 1886, antes de la fundación de Athletic. El lector se encontrará con más fotos relacionadas al deporte, algunas disciplinas a las que yo me refiero en el libro han sido ampliadas. El primer ejemplar me demandó varios años de investigación, comencé a hacerlo sobre el atletismo de mediados de la década del ’80, y fue así cómo me encontré con otros deportes. Cuando me jubilé, en el 2012, ordené todo lo que tenía en la computadora, imágenes, textos, consulté con un periodista muy destacado a nivel nacional que hizo el prólogo, y me incentivó a publicar diciéndome que yo tenía mucho material inédito, sobre todo de Athletic. Aquel libro se agotó enseguida, yo en la primera tirada hice 100 ejemplares, y el día de la presentación se vendieron 80, luego hice otra tirada y en el lapso de una semana se vendieron todos, algunos fuera de Lobos. Lo interesante del libro, creo yo, es que al hablar de los clubes de Lobos abundan las fotos: ¿Quién no tuvo un pariente o un conocido que sea parte de la historia con una anécdota? Para escribir el primer libro fui ordenando todo el material que tenía y lo agrupé según cada disciplina, considero que es un material de consulta, porque al hablar de Lobos y de sus clubes, hay mucho por contar en relación a quienes se han destacado a lo largo de los años y que escribieron la historia del deporte lobense. Y pienso seguir la misma forma de trabajo para el próximo proyecto sobre la noche de Lobos”.
“Yo fui atleta desde la escuela Secundaria, cuando practicaba con Mario Adobatto, en aquella época debo decir que no me destacaba mucho. Pero años más tarde empezamos a salir a trotar para hacer algo, allá por los años 80, yo noté que me resultaba fácil correr porque era muy delgado en ese momento, y retomé la actividad con Mario Pastorino y mi cuñado Carlos Citterio, empezamos a ir a algunas carreras y así se fue sumando gente, empezamos a correr y yo me sentía cada vez mejor, me fui destacando enseguida, luego comenzamos a ir a Buenos Aires al mejor nivel entrenando en la pista sintética del CENARD, éramos los únicos que corríamos ahí, y fue así cómo surgió la inquietud de formar ADAL, la Asociación de Atletismo Lobense, yo fui uno de los fundadores junto con Mario Pastorino. Nos asociamos a la Federación Provincial y pudimos organizar campeonatos de otro rango, cada club tenía su grupo de corredores, comenzamos a organizar carreras con la distancia medida y certificada”, afirmó Schiel.
“He corrido duatlón, pero era una actividad para la que había que entrenar de otra manera, tanto en bici como pedestre. Hoy me dedico a la bicicleta, hasta hace un tiempo también competía pero hoy ya no lo hago. Hago grandes salidas con mis amigos de 80, 90 y 100 km. por los caminos rurales, visitando todos los cuarteles. Cada uno va a su ritmo, no importa quién llega primero, pero dentro del grupo que tenemos salimos tranquilos y a la vuelta hacemos una competencia entre nosotros. He tenido caídas en entrenamiento, tengo más de 10 tornillos en todo el cuerpo, así que me aconsejaron que me cuidara más. Para mí, salir en bicicleta es un placer, como una terapia. Según los datos que pude recoger, el atletismo comenzó a practicarse en Lobos en la década del ’20, se hacían carreras para las fechas patrias”.
En el programa televisivo, agregó el entrevistado: “Yo siempre competí para Athletic, de hecho fui dirigente muchos años, llegué a ser Vicepresidente, y la verdad es que eso me permitió acceder a los archivos del club, fue así cómo empecé a consultar la documentación que había disponible. Fue entonces como descubrí que fue uno de los primeros clubes donde se practicó fútbol en el país, estuvo afiliado a la Liga Argentina que fue precursora de la AFA, de hecho hay otras instituciones más conocidas, como Alumni, que fueron un desprendimiento de Athletic. Acá en Lobos la fundación del club fue iniciativa de irlandeses y descendientes de escoceses, hay varios apellidos destacados, y en ese entonces se jugaba mucho al fútbol en los colegios ingleses”.
Prosiguió diciendo Schiel, que “por aquellos años, el fútbol era amateur, no les permitían usar el nombre del colegio al cual concurrían, entonces se cambiaron el nombre a Alumni, y esa institución estaba formada por siete jugadores que habían salido de Athletic. El rojinegro, dentro de esa Liga, salió dos veces Subcampeón, el problema es que el viaje hasta la Capital era muy largo, en esa época se viajaba en tren, no había otro medio de transporte. Así fue como se estableció una disposición de que la cancha donde se disputaran los partidos no podía estar a más de 60 km. de Buenos Aires. Por ese motivo, Athletic dejó de participar y varios de sus jugadores se pasaron a Alumni”.
La primera camiseta que tuvo el LAC, según explicó Schiel, “era celeste y blanca, pero como había muchos clubes con los mismos colores, los dirigentes pensaron en otras alternativas en los albores de la institución. Santiago Mc Keon, uno de ellos, viajó a Buenos Aires a comprar indumentaria para los jugadores, justo había una institución suiza que había liquidado, y compró pantalones, camisetas y gorro en azul y rojo, los mismos colores que luego usaría San Lorenzo. Alrededor de la década del ’50, se cambian los colores en forma definitiva al rojo y negro, pese a que no hay ningún acta donde esté establecido. Los primeros partidos internacionales que se juegan frente al Albión de Montevideo, hay fotos en el club donde se ve que Athletic se presenta con una camiseta blanca, pero eso es porque ambos usaban los mismos colores. La gran rivalidad que se dio por muchos años fue entre Athletic y Salgado, se dividía el pueblo en dos, en tanto que la rivalidad con Madreselva es más contemporánea porque representaba a un club de barrio y el LAC siempre estuvo en el Centro”.