Ante todo, debo decir que todas las veces que entrevisté al Secretario Guillermo Galazzi, éste me trató con respeto y consideración. La relación que tuve fue estrictamente profesional, es decir: Periodista- Funcionario. Aun cuando comenzaron a filtrarse datos sobre su vida privada, jamás le pregunté por ninguno de ellos, sino que lo hice en base a su cargo de Obras Públicas. Nunca fui amigo de él, ni correspondería que lo fuera por una cuestión ética. Del mismo modo que no me gusta que hablen de mi vida privada, aplico el mismo precepto para los demás.
Ahora bien, si está probado que el funcionario en cuestión hizo uso de un vehículo municipal con fines particulares, y si a esto le sumamos que la Policía allanó su vivienda, tal como fue publicado en el portal «Cañuelas al día», estamos en problemas. Ningún Gobierno puede sostener en su cargo a un empleado público, de cualquier rango, con estos antecedentes. De lo contrario, la transparencia que tanto se pregona sería un mero slogan de campaña.
Como mencioné antes, hacía tiempo que conocía detalles de su vida privada que eran, al menos, cuestionables. Pero considero que le corresponde a la Justicia actuar en esos casos, y no es potestad mía hacerlo. Esta semana, un conocido concejal del radicalismo me manifestó sus reparos contra Galazzi, y su deseo implícito de que el Ejecutivo lo removiera. Esa conversación no fue grabada ni mucho menos, dado que se dio en un contexto informal, por lo cual no nombraré al legislador que me lo dijo.
Pues bien, ayer nos enteramos de que se ha decidido apartar de su cargo a Galazzi, con una suspensión sin goce de sueldo, y se puede conjeturar que su futuro es incierto. El Ejecutivo no quiere pagar el costo político que implicaría la renuncia de un nuevo Secretario (ya se fueron Rita Montes, Giralde, y Hernández). Y aunque los motivos de los renunciantes sean distintos, en los hechos es lo mismo: se fueron, y otro funcionario ocupa sus respectivos lugares. Cabe recordar que en el caso de la Prof. Montes, luego de renunciar a la Secretaría de Desarrollo y Promoción Social, intentó –sin éxito- ocupar un lugar en el Consejo Escolar, y ese pedido o aspiración fue rechazado por unanimidad por los integrantes de dicho cuerpo educativo, entre los cuales estaban los consejeros escolares de Cambiemos.
Hay que tener en cuenta, asimismo, lo que se mencionó desde este medio en otra oportunidad: La compulsa o puja por espacios de poder entre la UCR y la UVC, ya casi indisimulable, como así también que referentes o dirigentes de ambos partidos se consideran con legítimo derecho de ocupar determinados cargos, o de ser candidatos en 2019.
Y para concluir (hablando ahora en plural), podemos afirmar que este desenlace a los lobenses no nos sorprende, sabíamos que tarde o temprano «alguien» (vale decir, el Intendente) iba a tener que tomar una decisión, quizás antes de que se conocieran estos últimos detonantes que se mencionan al comienzo de esta nota. Sólo esperamos que el Secretario interino, Catriel Carboni, hombre de estrecha confianza del Etcheverry, pueda estar a la altura de las circunstancias, por el bien de todos los vecinos, sin distinción de ideología alguna. Salvo los de espíritu destituyente, todos queremos que a una gestión de gobierno le vaya bien, independientemente de que la hayamos avalado con el voto o no. Por lo tanto, sólo resta esperar a ver cómo sigue esta historia. Punto final.
Patricio Contrera
LOBOS 24