Lobos 24 Un nuevo concepto en información
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El reconocido folclorista Carlos Di Fulvio, amigo personal de Cachencho Abdala, visitó la Fundación Lobos (que Abdala preside), donde brindó una conferencia de prensa, y posteriormente compartió la última cena anual en la sede de AFYN.
En la rueda con el periodismo, estuvo presente la Directora de Cultura, Eliana Cejas, quien le entregó al Maestro Di Fulvio una copia del decreto que lo declara visitante ilustre. Y el Secretario de la Fundación Lobos, Adalberto Fernández, le obsequió unos ejemplares de mapas antiguos donde actualmente se erige nuestra ciudad.
En diálogo con los medios, Di Fulvio expresó: “Volver a Lobos para mí es muy grato, recuerdo cuando lo conocí a Cachencho. Es curioso que estando tan cerca, a veces uno tarda en conocer sus vecinos. Pero dada esa legión de anónimos que siguen el rastro de lo que he hecho, cuando se toma conciencia de eso uno trata de hacer los pasos sobrios, serios, verdaderos, no para triunfar uno sino para no defraudar a quienes lo siguen. Entre ese entorno conocí a Abdala, y en los primeros intercambios de afecto conocí a su familia, a su padre, y por supuesto a esta ciudad, porque me llevó a recorrerla por todos los rincones. Luego supe de su participación como piloto, con “los fierros” como a él le gustaba decir, y cada vez que pasaba por Lobos nos veíamos en la estación de servicio que tenía su padre. Allí nos encontrábamos, tomábamos un café, y yo seguía viaje para donde tuviera que ir”.
Añadió el músico, que: “La primera vez que vine fue a través de una representante que no era de folcloristas, sino de cantores de tango. Lo cierto es que con ese manager nos hicimos muy amigos porque yo tenía un perfil completamente distinto de los que cantaban tango. Y siempre recordábamos la buena atención que habíamos recibido acá en Lobos. A Cachencho me lo encontré después en muchos lugares: En la entrega de algún reconocimiento, en alguna reunión… y aunque pasó tiempo sin que nos viéramos, descubrí que no hace falta verse todos los días para saber quién es uno ni quién es otro. Por eso, cuando hace unos días nos encontramos para tomar un café, era como si hubiéramos continuado la conversación de la última vez. Me contó sobre AFYN, el peso sagrado que tiene bajo su responsabilidad, donde se mezcla afecto con trabajo, con capital, con destino. Hoy corroboré que los que me comentaba Cachencho modestamente, está muy bien hecho. Y eso solamente es posible queriendo las cosas, viviendo no de uno sino de todos. Y algo realmente puede funcionar bien cuando no se piensa en la propia conveniencia sino en qué es lo que se debe hacer (…) Mi tiempo artístico ya pasó. Quien me escuchó alguna vez recordará cómo tocaba la guitarra, pero ahora, a esta edad, no soy aquel que me conocieron, pero sí tengo el sentimiento intacto. Y agradezco la inteligencia de la gente en prestar atención, en hacer silencio y escuchar. En como aquel que ve un cuadro”.
Di Fulvio, de 85 años, es autodidacta y goza del respeto de sus contemporáneos: “Yo creo que parte de la longevidad es aceptar vivir de las emociones, del capital afectivo que tiene distribuido entre la gente. Yo percibo el afecto del público a través de muchos gestos, incluso a veces me reconocen y no me saludan para no molestarme en mis pensamientos. Es increíble el comportamiento de la gente cuando uno se comporta bien con ellos. Soy un hombre normal, común y corriente, cuando estaba en los escenarios o cuando andaba por la vereda me da exactamente lo mismo”, subrayó.
Sobre las nuevas tendencias y el uso de instrumentos no convencionales dentro de este género musical, el disertante sostuvo además que : “El folclore se ha hecho una especie de género en base a esa palabra, pero yo creo que lo principal es el sentir. El amar donde uno nace, recordar todos sus ancestros, interesarse por quiénes fueron, es lo básico de las raíces. La canción es secundaria, pero tiene que estar embebida de esa clase de cosas para que llegue con buena finalidad. Una cosa es una ocurrencia que le puede suceder a cualquiera, y otra es lo que ha sucedido, que es un hecho. Y decir tal como han sido los hechos es una obligación de todo artista. No tergiversar las cosas por una conveniencia de un color particular. En el folclore pasa eso, sentir la música, promocionarse, es válido, pero primero esos artistas deben saben todo lo que han hecho sus mayores. Y después de eso, se van a distinguir aquellos que puedan aportar algo. De lo contrario, será algo pasajero y nadie lo recordará”.
