En una entrevista con LOBOS 24 y LTVN, el disc jockey lobense Osvaldo Barrere (56), dueño de Mix Producciones, relató su experiencia al periodista Patricio Contrera en el marco del programa de TV “Café Doble”.
Con legítimo orgullo, Osvaldo bien puede afirmar que estuvo detrás de la consola en los boliches más representativos e icónicos de Lobos. En tal sentido, comentó: “El 9 de agosto de 1985 empecé a trabajar como DJ, arranqué casi por casualidad en Kabak, y te digo por qué. En ese año los que regenteaban el local eran los hermanos Arijó, quienes también eran dueños de Calahorra, en la Avenida Alem. La cuestión es que ellos habían alquilado Kabak y a mí, por mis amistades más grandes, me convocaron para trabajar. El día de la inauguración yo estaba en la puerta vaivén. Estaba el portero que recibía la entrada, y yo era una especie de recepcionista. Eso fue el viernes 8 de agosto. Al día siguiente se me dio la oportunidad. El disc jockey era Claudio Holze, y a eso de las 2 de la mañana dejó un disco puesto y se fue, no sé por qué. No había mucha gente, serían 30 personas».
Asimismo, repasó sus vínculos con los discos de la siguiente manera: “Yo empecé a escuchar música por mi mamá, a quien le gustaban mucho los Bee Gees y toda esa onda. Había un tocadiscos Winco, que son esos que hasta el día de hoy todavía se venden, y que venían en una valijita. Era la forma más práctica de escuchar música en cualquier lugar, lo más portable, digamos. Todavía no existía ni el walkman, ni nada parecido. Si vos querías algo más estético, tenías un mueble, que se llamaba combinado, que venía con un tocadiscos y radio. Tuvieron su popularidad, pero hoy quedaron obsoletos, porque eran bandejas para una casa de familia, no a nivel profesional. Y siempre recuerdo que el primer disco que me compré fue un simple de Kiss, que traía un temazo que sonaba en todos lados, “I was made for loving you”, seguramente los fanáticos del grupo también lo tienen presente”.
“Durante la década del ’80, todo se manejó sobre el disco, o long play. Básicamente, lo que hoy se llama vinilo. En aquella época existían los LP y los simples, que contenían uno o dos temas por cada lado. Lo importante eran las púas para las bandejas, porque en eso incidía en las rayaduras o “frituras” que podían llegar a producirse y que te dañaban el álbum. Pensá que acá en Lobos, si a los DJ se nos rompía una púa, había sólo dos lugares para reponerlas, que eran Canepare y Kaoukabani, ambos estaban en la calle 9 de Julio. Y las marcas eran genéricas, no estamos hablando de las más costosas porque tampoco nosotros podíamos comprarlas en aquella época. Cuando yo arranqué, inclusive, las bandejas tocadiscos eran semiprofesionales. En esas condiciones, era bastante complicado para las mezclas o para enganchar un tema con otro. Los simples eran los discos de 7 pulgadas, y se reproducían a una velocidad diferente, 45 rpm. Los importados tenían un agujero más grande en el centro, y tenías que ponerle un suplemento encima que fuera un poco pesado para que no se bandearan”, rememoró Barrere.
«Te contaba que arranqué en Kabak en agosto 1985, y no es casualidad que se llamaran discotecas: El motivo es que en aquel momento DJ pasábamos los discos que pertenecían al boliche, es decir que teníamos poco material propio. Pero cuando comencé a hacer sociales y a musicalizar eventos, obviamente tenía la necesidad de conseguir música. Hacia el año ’92 era DJ de La Porteña, y como muchos recordarán, en la esquina había un bar. Bueno, la cuestión es que ahí nos encontramos con Paio Abdala y Silvio Canosa. Los dos tenían una buena colección de CD’s, y Paio además tenía una cámara filmadora de VHS, una Panasonic. Entonces surgió la idea de juntarnos. Formamos una sociedad entre los tres, y así fue como nació Mix Producciones», relató.
Precisó Barrere, que “el nombre lo elegimos por era algo muy variado lo que ofrecíamos, una mezcla de todo, un servicio de musicalizar una fiesta y que se pudieran llevar un cassette con el video de esa noche. Ese mismo año dimos otro paso importante con el programa de Radio de La Mix, que se emitía por FM Cuenca del Salado, en una sintonía que no existe más, y que era 91.1. Los primeros programas los conducía Laura Bowers, luego continuó Gustavo Timo, y creo que cuando tomó la posta Gustavo tuvo su mayor repercusión, porque incorporamos más juegos por teléfono, sorteábamos entradas, pasábamos los hits del momento. Era un formato novedoso. Te diría que fue una etapa que disfruté muchísimo, porque además sentí que pude dar un salto profesional. Con la productora nos posicionarnos para brindar un servicio que hasta esa época era muy amateur, y más tarde incorporamos todo lo que es iluminación, ampliando el espectro”.
“Siempre tuve en claro que el DJ no debe pasar la música que le gusta a él, sino que debe saber captar el gusto popular, lo que se “suena” en ese momento. Ahora casi no quedan DJ profesionales. Nosotros teníamos que estar atentos a lo que llamamos el beat, para así enganchar los temas con una doble bandeja. En los ’80, nos enterábamos de que salía el último disco de Rod Stewart, Phil Collins, Soda Stereo, o lo que sea, y eso era lo que la gente quería escuchar en una discoteca, lo nuevo. Al principio nos manejábamos con los propios vinilos que había en el boliche, pero después empezamos a comprar nosotros, en una disquería muy conocida de Morón. Entonces nos decían: “esto es lo que entró nuevo”. Y con los auriculares, mientras los íbamos escuchando, tratábamos de buscar el tema que más pegara, lo que se conoce en radio como corte de difusión. Tampoco en esta época había demasiadas radios FM: Estaba Aspen, Rock & Pop, Horizonte, y no muchas más. La música que comprábamos la teníamos que elegir en función del gusto de la gente”.
“Los chicos que están empezando ya conocen cómo es todo el auge del streaming. Saben que un grupo o un artista sacó un tema nuevo a las 3 de la tarde, por decirte algo, lo bajan a la computadora y para la noche ya lo tienen. No lo veo ni mal ni bien, las cosas fueron cambiando, yo no soy nostálgico. De hecho, cuando estoy en mi casa o viajo, pongo la radio para escuchar los temas que más rotación tienen, y después los voy incorporando al repertorio, digamos, porque en promedio tenés 2 minutos por tema, entonces es como que fui sumando música actual, necesito saber qué es lo que salió, porque hay que estar al tanto de lo que suena”, explicó.
“El pop me sigue gustado, fui muy fanático de The Police, los Pet Shop Boys, pero hoy no tengo preferencia por un artista contemporáneo en particular. Por otra parte, desde hace varios años se promociona la canción mediante el video, vos comprás el paquete del Top 100 y te llega todo junto. Es similar a la programación de una radio que esté orientada al público joven, no te podés quedar en el tiempo. Cuando vas a un evento pueden pedirte algún clásico de los ’80, pero al final de la noche lo que se impone es la pachanga y el cachengue”, sostuvo para finalizar, en el contexto de una conversación que fue del agrado de la audiencia que pudo ver el envío televisivo en vivo por la señal de Canal 8 (Lobos Digital).