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JORGE PEDERSOLI, EL MOTORISTA «NÚMERO UNO» DEL AUTOMOVILISMO ARGENTINO, PASÓ POR LOBOS Y BRINDÓ UNA CHARLA REPLETA DE ANÉCDOTAS

En la sede de la Fundación Lobos, tuvo lugar esta mañana una conferencia de prensa, convocada por “Cachencho” Abdala, quien presentó al reconocido motorista Jorge Pedersoli. El invitado tuvo un diálogo muy ameno con los medios, y pese a padecer algunos problemas de salud, todo ello pasó desapercibido cuando se lo consultó por los “fierros”, que es aquello a lo que dedicó toda su trayectoria.

“Hoy se concreta una reunión que veníamos charlando con Jorge y sus amigos, para que pudiera compartir un asado con la gente de Lobos. Es un placer tenerlo hoy acá, le agradecemos su estadía y seguramente nos contará alguna anécdota”, dijo Abdala a modo de presentación.

Pedersoli resaltó lo que significa el trabajo en equipo para lograr que el corredor obtenga buenos resultados: “Siempre dije que de alguna manera yo fui un iluminado, porque me tocaron pilotos buenos, y entonces se notó lo que uno hace. Lo que pasa es que fue cambiando mucho por el tema de los reglamentos, eso me llevó a una vida desgastante. Todos los años había un reglamento nuevo, y lo triste es que te presionaban a no ganar, como cuando se decidió que había que ponerles un determinado lastre o kilos a los autos, de esa forma trataron que el campeonato no se definiera hasta la última carrera porque eso lo hacía más interesante y era un gran negocio. Mis comienzos fueron en la General Motors, yo trabajaba allí junto con Omar Wilke. Pero la verdad es que estábamos en áreas totalmente distintas dentro de la fábrica. Wilke estaba de capataz en la planta de Estampado, y yo en la parte de los motores. El primer auto que preparamos fue el de Carlos Pairetti, que un día vino a quejarse de que los cigüeñales del Chevrolet 250 se fisuraban. Entonces, el Gerente de Inspección, nos llamó a los dos a resolverlo. No entendía bien qué tenía que ver Wilke conmigo, ni por qué nos habían llamado a ambos. La verdad es que no lo conocía a Wilke, pero tuvimos una buena relación, hasta el día que él decidió separarse, nunca pudo explicar eso, ya que nunca hubo una pelea o una discusión de por medio”.

Jorge Pedersoli

Sostuvo asimismo que: “La incorporación de la tecnología actual no me llama la atención, porque es muy cara y el automovilismo se hace con plata que sobra. La técnica no la entiendo, y creo que lo único que le interesa a la ACTC, es que los pilotos gasten plata. No hay una mejora sustancial en la performance del auto, se podrá bajar en un segundo o medio segundo, pero no más que eso. Yo lo que proponía en un comienzo era diferente, porque los motores multiválvulas sí iban a representar un cambio. Yo quería ponerles inyección a los motores, pero no porque tuviera más potencia. El carburador entrega la misma potencia, pero de un modo distinto, y eso hubiera cambiado la velocidad de curva. Cuando yo dejé el TC, era una rivalidad de Ford y Chevrolet, por ese motivo nunca voy a entender las nuevas carrocerías y todo el circo que hay detrás, porque son pura cáscara. Es lo mismo que el Top Race. Los chasis y los motores son todos iguales, y lo único que cambia es la cáscara. Y si hablamos del TC 2000, uno ve eso todo el tiempo, marcas como Toyota con motores diseñados en la década del ’60 que ahora se jactan de tener autos híbridos, no lo puedo entender. Y como te decía antes, al estar el reglamento abierto durante el campeonato, pueden modificarlo en cualquier momento, y es una forma de decirte “despedite de ganar”. Si ven que vas ganando y tenés el título asegurado, te imponen un reglamento nuevo, y chau” (…) Llegué a preparar autos para pilotos de Lobos, no recuerdo bien, pero en el caso de Pedro Logarzo, casi seguro que sí”.

Se sinceró al afirmar que “yo desconocía todo lo que era el automovilismo previo a mi incursión en el medio, pensá que trabajaba en la fábrica, pero no podíamos hacerlo escuchando radio, que en esa época era uno de los pocos medios para estar al tanto de lo deportivo. A veces de casualidad escuchaba o veía alguna carrera que me atañía. Lo que sí me gustaba ver en mi casa era la Fórmula 1, aunque fueran dos minutos. A este chico (Agustín) Canapino, que está compitiendo en EE. UU., lo veo con muchas condiciones, está haciendo escuela, y pienso que puede llegar a la Fórmula 1 y representar muy buen a los argentinos, no como otros que estuvieron antes, que no tuvieron una buena formación, y terminaron siendo unos cachivaches».

“Para mí fue una gran satisfacción que hayan confiado en mí pilotos como Cupeiro, Andrea Vianini, Marincovich, Mouras, y el último importante que me llamó fue el Flaco Traverso. Y fue el último, porque ya no me importaba más a mí tampoco. Después de eso continué haciendo algo de TC Pista, pero ya dejé de ir a las carreras. El maltrato de Traverso fue lo que terminó de saturarme. Conmigo en 5 años, él ganó 7 campeonatos. En apenas un año, ganó 11 carreras con el Peugeot, él había salido del Turismo Carretera, nunca había competido en TC 2000. Se portó mal no sólo conmigo, sino con todo el mundo. Por supuesto que fue un gran corredor: Arriba del auto, siempre fue bueno. Después, fuera de la butaca y del volante, para mí no vale nada”, sentenció Pedersoli.

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