-En diálogo con el periodista Patricio Contrera, para el programa de TV “Café Doble” y el portal LOBOS 24, Américo “Elu” Reyes relató parte de su historia y de su extensa trayectoria como músico y director del Coro Polifónico. El programa saldrá al aire por TV este miércoles 23, al término del noticiero de RSO/Lobos Digital-
Américo Eleuterio Reyes («Elu») tiene 69 años. Es padre de Sebastián (45), Enrique (47), María Milagros (39), y está casado con Susana. Pasó problemas de salud muy complicados que mermaron su capacidad de presentarse en público, pero que sin embargo lo sigue haciendo: “Después de tanto sobrevivir, la verdad es que he estado acompañado de mi familia. Fui a la última cena que se hizo en AFYN, y me encontré con “Pampero” Gravaglia y Cristian Citterio. Y como por el horario no podían darme de comer, pedimos una porción y la comimos en casa, en esa ocasión me pregunta Pampero cómo estoy, le dije que bien, y me dio un gran mensaje, porque soy un sobreviviente del COVID. Me comenta “vos no sabés la gente que estuvo intubada y no puede ni hablar, y vos todavía puede cantar”. Y la verdad es que me hizo caer en la realidad. Perdí un poco la voz, en la tesitura se me acortó un poco, pero puedo hablar, puedo seguir cantando en notas muy acotadas, pero me hizo darme cuenta de eso. Hay gente que ser recuperó del virus pero que hoy no puede ni hablar, y eso obviamente te hace pensar “de qué me quejo”. Hay una frase que dice que el hambre no es tan fácil de deshacer por quien lo sufre, sino por la avaricia de los que tienen más. Quizás no sea exactamente así, pero el significado es el mismo. No vas a comerte cuatro churrascos por que cobres cuatro veces más, vas a comer lo mismo de siempre».
Le gusta viajar, y siempre que puede vacaciona en Brasil, o bien viaja a España para visitar a su hijo Sebastián que está radicado allí: «Es lo único que te llevás en esta vida», sostiene.
«Creo, honestamente, que nos falta empatía, que es sentir el dolor ajeno como propio. No estoy hablando de política, sino de los seres humanos en general. Si el dolor de quien lo sufre lo sintieras como propio, sin lugar a dudas estaríamos más dispuestos a ayudar», subrayó el entrevistado.
“No tengo un vehículo grande, ni me interesa. Es un motorhome para poder viajar. Y es lo único que tengo. También tengo una moto, pero por todo esto que me pasó con en Covid, evito usarla en invierno. Siempre pensé en acostumbrarme a lo que puedo tener, y es lo que yo quiero es definitiva, porque me sirve y es cómodo. Me adapto a lo que me sea útil. Después, de ahí en más, el lujo no me desvela, todo el vehículo lo hice yo a mi gusto y a mi comodidad. Como decía César Isella, “Harás con tus propias manos la cuna de tus hijos”. Por eso cuando a veces veo a mi nieta acostarse en la camita de este motorhome que hice yo y disfrutarlo, y cuando ella me pregunta me da cierto orgullo decirle que lo hice yo. Hace poco fui a la casa de Pedro Cambareri, uno de los mejores luthiers que hay en Lobos, y él me mostraba todo lo que había hecho en su vivienda, yo te puedo decir que muchos muebles de mi casa los hice yo, quizás no serán como los que se venden, pero no deja de ser una satisfacción. Y bueno, así fue como lamentablemente me tronché tres dedos, estaba preparando un vehículo anterior al actual, me disponía a cortar la última puertita del baño con la sierra caladora, ese día llovía de a ratos, y yo pasé accidentalmente los tres dedos por encima de la hoja. Afortunadamente me hicieron un injerto y los pude recuperar, pero por supuesto perdí sensibilidad, por ese motivo no puedo tocar más la guitarra. Me quedaron los dedos colgando, me los envolví en una toalla y me fui al Sanatorio. Para colmo, en ese momento estaba solo y te ponen en shock algo así, por la sangre, por todo. Hace tiempo que pasó, pero como pude recuperar los dedos aunque perdí sensibilidad, no lo suelo contar”.
Recordó asimismo que: “Mi mujer había ido a visitar a mi hijo mayor que se había operado de apéndice, y lo que te puedo decir es que con la ayuda y profesionalismo de los médicos, logré salvar las falanges. Después de que pasó todo, no me quedó otra alternativa que dedicarme a la percusión dentro de Americanto, del grupo CAMPAL que formé hace ya dos años, y en todas las participaciones que hago”.
“Mi hijo Sebastián hace tiempo que está radicado en Europa, por suerte le va muy bien, y su estilo es de fusión entre el folclore y otros géneros. En abril del año pasado viajé y me llamó la atención la sequía que hay en España, hay muchas superficies de riego artificial cubiertas con nylon. La pérdida de la vegetación se da a nivel global, eso lo tengo claro. Por eso todavía le llama la atención a un extranjero, ver que en la Argentina todavía las vacas estén en el campo. Se imaginan que están en un establo o un Feed Lot, que aunque se de heco existen y se han incrementado, todavía no es del todo así”.
Sobre su faz artística, Elu añadió: “Hoy por hoy, no estoy dando más clases de canto porque después del COVID sufro de disfonía, pero con el coro CAMPAL lo que tenemos previsto es presentarnos en el Festival Nacional “El Alma al Aire”, en Villa Carlos Paz, que será el 27 de octubre. Esperamos que desde el Municipio nos den una mano económicamente. También tenemos dos sponsors que nos han ayudado. Y con respecto a Americanto, seguimos adelante a pesar de las bajas que hemos tenido, fallecieron dos integrantes y no sabíamos qué hacer, pero finalmente decidimos continuar porque entendemos que ese hubiera sido el deseo de ellos. Todo pasa por conocer los arreglos de los temas, y por supuesto es que se suma cuando falta un integrante, debe aprender todo ese proceso. Se sumaron Gisela Ferrero y Carlos Peñalba, y hasta ahora nos está yendo bien, porque pudimos acomodarnos dentro de un plazo inferior al que pensábamos. Hubo otros que, como eran miembros de varios grupos, venían a los ensayos instrumentales y no a los vocales, o viceversa”.
Comentó, por otra parte, que hay un resurgimiento del rock argentino, sobre todo en el Interior, aunque ello no implique que sigan coexistiendo los géneros que actualmente convocan mayor público, como el trap o en reaggeton. Lo único que objetó en tal sentido es la distorsión de las voces, que son propias del exceso del Autotune, entre otros artificios que se fomentan en el estudio de grabación. Asumió la Dirección del Coro Polifónico en 1995, en un principio de forma Ad-Honorem, si bien luego la gestión municipal de ese momento como la subsiguiente apoyaron económicamente esa concreción.
Agregó el entrevistado, que: “Desde hace tiempo se usa mucho el cajón peruano para la percusión, pero yo toco el cajón flamenco, que tiene más reverbación y un color más a batería. Tenemos muchos proyectos, y para el 2 diciembre, por el aniversario del Colegio FASTA, vamos a brindar un espectáculo el Coro de Mónica Cortesi, el Coro del Colegio dirigido por Cintia Csares, y CAMPAL. Con repecto a Americanto, a fines de noviembre estaremos en el Festival Internacional de Cantos al Río en Entre Ríos. Vamos a presentarnos en Colón y en Concepción del Uruguay”.
Promediando el final del programa, enfaitzó Reyes que: “Una de las premisas que tuve siempre en claro, es el respeto al público. El público, desde el momento que presencia un espectáculo, es uno solo. Y hay que lograr la química necesaria, el espacio entre el artista y la audiencia. El artista va a cantar y el público a escuchar, de lo contrario ese espacio pasa a ser ocupado por otro y la podés pasar muy mal. Ya dejaron de escucharte, cada uno tiene en su cabeza un pensamiento distinto, se dispersó la atención que tenían con vos. Por eso también cuando se incorpora al Coro la música popular, como temas de Charly García o de León Gieco, lo hacemos trabajando mucho en los arreglos para que el resultado sea el mejor posible”.