Lobos 24 Un nuevo concepto en información
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Como es de público conocimiento, el martes se dictó la clausura para la planta de fraccionamiento que posee Norberto Moscoloni, a raíz de las irregularidades en el azúcar que se entregó al SAE. Ese mismo día, al conocerse la noticia, muchos clientes de la panadería no sabían si el comercio estaba abierto o no, por lo cual desde el Facebook del comercio aclararon que estaban atendiendo al público con normalidad. El propio Juez de Faltas, Silvio Canosa, salió a aclarar que el local tiene una habilitación desde hace más de 30 años y que la clausura estaba direccionada específicamente al predio de un nuevo emprendimiento que había encarado Moscoloni: la venta de harina al público, y obviamente de azúcar, en un principio para el bolsón que reciben las familias de los alumnos. El abogado del empresario lobense es el Dr. Facundo Fernández, y por el momento, ante una consulta de LOBOS 24, ni él ni su cliente tienen previsto hacer declaraciones a la prensa. Al día siguiente llegó al Consejo Escolar una auditoría provincial, la cual que si bien se veía venir, no dejó de tomar por sorpresa a varios.
De acuerdo a lo trascendido, Patricia Cravero y Damián Mollo fueron los responsables de la auditoría, en cuyo transcurso recabaron información y se llevaron la documentación correspondiente a las contrataciones relacionadas con el Servicio Alimentario Escolar.
Pero, al mismo tiempo, otra noticia importante se conoció en las últimas horas, con relación al Consejo y al S.A.E., y tiene que ver con la decisión de rescindir los contratos con los proveedores Delía y Arijó, que fueron los que entregaron los paquetes de azúcar que quedaron en el centro de la escena por lo ya conocido. Al parecer, Moscoloni fraccionaba el producto, pero los otros dos proveedores se encargaban de su distribución. Todavía se está a la espera de los resultados de la ANMAT, para determinar el contenido real de los paquetes, y si contenían gluten o no, esto último muy importante para el consumo de pacientes celíacos. Trascendió que antes del escándalo, ya se habían repartido cerca de 1.000 bolsones en distintas escuelas. Pero la principal objeción que ya se habría hecho tiene que ver con el rotulado, ya que se usaron bolsas de harina, y se les pegaron stickers o calcomanías que indicaban el nuevo contenido, es decir, el azúcar en cuestión.
Concretamente, si hablamos del tipo de productos que contienen los bolsones, el noticiero LTVN mostró la cantidad de los mismos y las marcas que se entregan, y a simple vista se puede apreciar que son segundas o tercera marcas, muchas de las cuales no se consiguen siquiera en los canales de consumo masivo. Podríamos agregar que son de tan mala calidad, que dudamos que los consejeros escolares vayan con el changuito a hacer las compras para su casa y adquieran este tipo de alimentos.
