-El Gobernador dialogó en las últimas horas con intendentes del oficialismo y de la oposición y les prometió mil millones de ayuda directa y 3 mil en créditos blandos del BAPRO.-
Frente a un escenario que combina gastos excepcionales para poner a punto el sistema de salud, la asistencia a los sectores más golpeados por la cuarentena y una caída sin precedentes en la recaudación propia y de los fondos que llegan de Provincia y Nación, los 135 intendentes esperan un auxilio financiero que les permita afrontar, como mínimo, el pago de salarios de abril.
En febrero, las transferencias a municipios totalizaron unos 23 mil millones de pesos que “gotean” a diario. En marzo, el parate se sintió recién sobre el final y los números, según dijeron desde Economía a INFOCIELO, “cerraron bien”, aunque todavía no se publicaron. El problema es abril.
El titular de ARBA, Christian Girard, admitió apenas comenzó el mes que preveían una baja de 40 por ciento en la recaudación. Una semana más tarde, el Gobierno notificó a los intendentes que se prepararan para recibir hasta 50 por ciento menos de recursos de la Provincia y de la Nación.
En el caso bonaerense, el parate de la actividad es letal. El 70 por ciento de los ingresos propios de la Provincia provienen del impuesto a los Ingresos Brutos. Si nadie produce, si nadie vende, no hay facturación.
Muchos de los municipios dependen de esos fondos para brindar los servicios más elementales y para pagar sueldos. Incluso los que se jactan de tener las cuentas ordenadas van a pasar penurias para pagar salarios de abril.
A ese cuadro se suma el drama de la caída de la recaudación local. Una ley de hierro de la administración municipal dice que las tasas son lo último que paga el vecino. Por eso no sorprende una caída de 70 puntos en los niveles de cobro que perciben las comunas.
Ayer, Axel Kicillof se reunió con intendentes del oficialismo y de la oposición, que venían trasladando esa preocupación. En una cumbre anterior, el Gobernador se había comprometido a llevar respuestas. Lo que llevó fue algo menos que eso.
Dijo que la Nación giró unos 5.600 millones a Buenos Aires, y que prevé repartir 4 mil entre las comunas. Si la caída de las transferencias va a rondar el 40 o 50 por ciento, se puede estimar fácilmente en unos 10 mil millones.
Mil se distribuirán por los mecanismos previstos en el esquema de coparticipación -mediante Coeficientes Únicos de Distribución, muy cuestionados por la mayoría de los intendentes- y otros 3 mil vía préstamos del Banco Provincia con tres meses de gracia, tasa cero y pagaderos a tres meses. La Provincia piensa ahora cómo distribuirlos de manera equitativa.
Cuatro mil millones frente a una caída de la recaudación de 70 puntos y de 10 mil millones menos de transferencias, parecen poco menos que un placebo. Los intendentes del oficialismo y de la oposición pidieron más del doble: unos 9 mil millones.
Kicillof ya les había anticipado que no más podía hacer. Hace una semana prometió ayuda pero, con sinceridad, adelantó que no había “para todos”. “La plata que llegue la vamos a repartir”, prometió entonces, pero marcó las limitaciones de la caja y señaló que sólo de masa salarial, los municipios tienen obligaciones por 15 mil millones de pesos cada mes.