Lobos 24 Un nuevo concepto en información
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Invitado por la Fundación OSDE, anoche brindó una charla en el Teatro Italiano, Manuel Contepomi, ex jugador de Los Pumas, uno de los mejores rugbiers que ha dado el país. Previo al inicio del evento, brindó una conferencia de prensa, y en dicha oportunidad el Intendente Etcheverry le entregó una copia del decreto que declaraba a su disertación de Interés Municipal.
En diálogo con la prensa local, Manuel Contempomi comenzó diciendo: “Uno siendo de Buenos Aires, a veces se encierra en la ciudad y el hecho de salir al Interior es muy gratificante. La idea de este encuentro es contar y mostrar un poco lo que uno vivió, en un contexto muy lindo, de mucha lucha, sacrificio y empuje. Un equipo que luchó para llegar a lo máximo, y que dejó todo. Todos vimos por TV el empuje y la motivación de la Selección de básquet, y para ello hace falta tener pasión, dejar los egos de lado”.
Añadió que: “Yo soy el séptimo de ocho hermanos, mis padres adoptaron otros cuatro a raíz de un accidente de avión, por lo cual somos 12 en total. A todos nos gusta el fútbol, pero el rugby es lo que nos apasiona, mi padre fue jugador, mis hermanos mayores también, y siempre formó parte de la familia. En el colegio Newman el rugby era el deporte principal, nos gustó, y le dedicamos bastante tiempo. En nuestra época, el primer gran sueño que tenía un rugbier era jugar en la Primera de su club, porque es en ese club donde uno está arraigado y forja amistades. Cuando llegás a Los Pumas, es un logró muy grande, estuve 10 años en el Seleccionado y disputé tres Mundiales”.
Consultado por la motivación en el deporte, sostuvo: “Para mí, cuando tiene una pasión, no hay con qué darle, hay que hacerlo con amor. Después los caminos son diversos, a veces es más fácil, a veces hay coyunturas, pero hay que tener esa voluntad de “ir por más”, el deseo de trascender, de dejar huella donde me toque, y eso fue lo que vivimos mucho en el rugby. El “tercer tiempo” que tiene el rugby es algo muy lindo que todavía se mantiene, una tradición del deporte, pese al profesionalismo que hubo en el deporte. Post-partido te juntás con el rival a compartir una cerveza, a hablar de todo un poco, es algo muy bueno”.
“Lo fundamental es la ausencia de egos, yo lo que veo es que quizás en el fútbol se exige mucho más, por ejemplo en el caso de la Selección de Básquet quizás para ellos no es sorpresa haber llegado a la final, y cuando un equipo está convencido de algo no hay con qué darle. El fútbol en cambio te obliga a ser Campeón, y quizás sea muy resultadista, si no sos campeón estás muerto. Sufren mucha estigmatización que la sociedad le ha puesto”.
“Cada deporte tiene su matiz. El fútbol es un poco discriminatorio en la infancia, el gordo o el que es malo suelen quedar afuera, o si hay un festejo de cumpleaños se juntan los que juegan al fútbol y los otros quedan relegados. El rugby tiene lugar para todos, puede jugar el gordo, el flaco, el que le gusta golpearse, el rápido, el que patea bien y el que no patea, hay lugar para todos, es muy inclusivo y formativo desde chico. La disciplina y el respeto al prójimo son conductas que se van adquiriendo desde pequeño que trascienden al deporte en sí, sirven después para cualquier aspecto de uno en su vida cotidiana, en el trabajo, la escuela, la familia o el club”, concluyó, al tiempo que celebró que el Club Rivadavia de nuestra ciudad haya incursionado con éxito en el rugby.
