Paola Mársico fue entrevistada por el periodista Patricio Contrera para el ciclo televisivo “Café Doble”, y en el transcurso de la conversación dejó varias definiciones interesantes sobre su voluntad inquebrantable para superar la adversidad, reinventarse y buscar su mejor versión.
Comenzó explicando Paola, que: “Las meriendas literarias surgieron a raíz de que yo conocí la escritura, en 2018, antes de la pandemia. Empecé a escribir y publiqué mi primer libro, “De aromas, sabores y pasiones”. Ese ejemplar contiene historias de cocina, recetas de mi madre, y fue así como empecé a meterme en este camino literario tan bonito y tan sanador. Estoy convencida de que todo lo que podemos sacar y volcarlo en un papel nos hace bien. Los escritores de Lobos nos tenemos que autogestionar para poder publicar nuestros libros, y no es nada fácil. Yo había hecho talleres literarios porque entendía de debía aprender a escribir de la forma que yo pretendía. Recuerdo como si fuera hoy que terminé de cursar uno de ellos, apagué la computadora, y cuando bajé la vista vi a mis dos hijos pegados al celular. Entonces pensé que tenía que hacer algo para evitar que más niños o adolescentes tengan ese mismo hábito. Pensé que tengo a la palabra como un arma poderosa, y si pudiera sacar un ratito a mis hijos del celular, sería fantástico. Porque los vi tan concentrados con la pantalla que ni siquiera reaccionaban. Y fue así como se me ocurrió adaptar mi primer libro a una versión infantil que se llamó “El Rey Alfajor”. Cuando lo dije en voz alta, mis hijos soltaron el celular y se empezaron a reír. Quizás para ellos era una idea ridícula o que les iba a hacer pasar vergüenza, pero yo me lo tomé en serio. Me di cuenta de que, si bien la tecnología hoy por hoy es necesaria, nos hace falta un equilibrio. Siempre me gustó incluir recetas en los libros, para que los niños construyan sus propios personajes y se puedan ir sumergiendo en las páginas de lo que yo pretendí expresar a lo largo de tantos años. Y para mi segundo libro, “El Rey Alfajor”, busqué que también se hablara de un montón de temas que subyacen en el texto, como el bullying, el amor, la familia, los amigos, etc. Lo que yo quería con el libro es que padres e hijos compartieran un momento juntos, en la cocina, o donde fuere. A mí, como te comentaba, me motivaron mis hijos a escribir, pero cada autor tiene sus propios incentivos para emprender la escritura de un libro”.
“Cuando terminó la pandemia, yo comencé a participar de meriendas literarias para adultos, en Buenos Aires. Esa idea de hacer algo parecido en Lobos yo ya la tenía, hasta que un día me encuentro en la calle con Natalia Riscino (Presidenta de la Biblioteca), y ella me sugiere organizar algo para los niños donde los libros ocupen un lugar destacado. La verdad es que me despertó una inquietud muy linda y como toda adaptación, hubo que pensar en un público infantil. Yo no soy docente, no tengo ningún estudio sobre la infancia, sí soy mamá y me sentía capacitada para ese desafío. Entonces descubrí que ya el hecho de hablar de Merienda Literaria es lindo, porque tiene que ver con compartir, y por supuesto me puse a pensar cómo arrancar. En ese interín conocí a Evelina Susena, quien se convirtió en una gran amiga y colaboradora. Tiene una voluntad incondicional, me ayuda muchísimo para diagramar cada encuentro con los niños aunque ella no viva en Lobos. Así fue como surgió la primera merienda literaria a mediados de 2023. En ese encuentro Evelina presentó su libro, yo presenté el mío, y de esa manera fuimos compartiendo aquella tarde con los niños que se habían anotado, alrededor de 15 chicos. En las últimas meriendas hemos logrado completar un cupo de casi 20 chicos, y por ese motivo no descarto que para el 2025 podramos hacerlas en dos turnos. Te confieso que la energía que los chicos irradian es única porque es verdadera, auténtica. Lo que sí noté es que cada media hora tenía que pensar en una nueva actividad, porque los niños se dispersan y yo necesitaba que cuando estuvieran en la Biblioteca me dedicaran su atención. En aquella primera merienda vinieron niños de una franja etaria muy amplia, de 4 a 10 años más o menos, y por ese motivo no fue fácil, después empezamos a establecer cupos y límites de edad para que no nos volviera a pasar lo mismo”, prosiguió explicando Mársico.
“Mi prioridad fue organizar una actividad con la cual el niño se divierta, por eso realizamos una merienda por mes, así ha sido desde los comienzos. Cuando vos ves que un chico vuelve, es la mayor satisfacción, porque significa que se divirtió y lo pasó bien (…) Personalmente me costó volver a creer en la Navidad, en los sueños, y conocer a este grupo de niños que concurrían para compartir un momento de recreación me puso en otra perspectiva. Me hijo redescubrir el significado de las Fiestas y todo lo que ellas significan. Por cuestiones mías, yo nunca más había armado un arbolito, y cuando lo volvía a hacer lo hice con ellos. Por eso insisto en que los sueños que lleva cada uno consigo son lo que nos lleva a volver a tener vida, a recuperar la emoción y la alegría. La Navidad no sólo es lo que comemos, lo que hay en la mesa, o los regalos: Son los buenos deseos que depositamos en otras personas”, confió la entrevistada, a quien le agradecemos por haber dado a conocer parte de su historia ante la audiencia que siguió atentamente el desarrollo del programa que se emite por la señal de Lobos Digital y que va por su quinta temporada ininterrupida en el aire.
Este programa, el único en su tipo donde el conductor y el invitado se sientan a compartir una distendida charla de café se ha ido consolidando dentro de las preferencias del público y al cabo de cinco años de emisión, se ha ganado un lugar de privilegio dentro de la vasta oferta que brinda la televisión lobense.