Con la modificación que –en una sesión exprés- realizó la Legislatura Bonaerense de la Ley 14.836 que prohibía la reelección indefinida de los Intendentes, Jorge Etcheverry, al igual que otros alcaldes que ya están gobernando por segunda vez consecutiva, tiene allanado el camino para 2023. Pese a que la ex Gobernadora Vidal, mentora de ese engendro legislativo que tenía muchos “agujeros negros”, arengó a su tropa a votar en contra de todo tipo de cambio al texto original, eso no ocurrió. La nueva normativa aprobada por Diputados y Senadores, establece que el primer período (o mandato) a contabilizar es el iniciado el 2019, y no el de 2015. El problema de la Ley, tal como fue sancionada en su momento, es que tenía efectos retroactivos, ya que se aprobó en 2016 y establecía como primer mandato en iniciado el año anterior.
Como es sabido, el mandatario local tenía la aspiración de postularse a Diputado en caso de que esta limitación se mantuviera, pero según confesaron fuentes ligadas a su entorno, habría expresado poco interés ante esa posibilidad, aunque habría estado dispuesto a aceptarla.
Etcheverry suele mostrar como logros, en resumidas cuentas, la “gestión”, es decir, lo que hizo o dejó de hacer en los seis años que lleva al frente del Municipio. Lo que no se puede negar, es que logró sortear numerosos escándalos que hubieran que hubieran hecho mella en otros mandatarios, a saber: Una conducta impropia perpetrada por su ex Secretario de Obras Públicas, la fallida interna dentro de su propio espacio político que se intentó presentar en 2019 por parte de Zabalo y Sandoval y que fue «proscripta», las irregularidades del Consejo Escolar durante 2020, y el litigio de los vecinos que usurparon un predio en la calle Belgrano. Por no mencionar los momentos más álgidos de la pandemia, donde se mantuvo distante salvo por algunos videos esporádicos que no fueron muy bien recibidos. Eligió que su Secretario de Gobierno, Pablo Hasper, le cuide las espaldas, pues fue quien más veces salió en su defensa y de la denominada “gestión”. Otras veces ( o varias), Etcheverry optó por el silencio, de hecho estuvo casi tres meses sin dirigirse a la sociedad, salvo algunas apariciones esporádicas que no podía obviar, como algunos actos públicos. Se puso al hombro la campaña electoral en las elecciones de medio término de este año pese a que no era candidato, y eso pudo advertirse claramente ya que, en los afiches y carteles proselitistas, siempre aparecía su imagen acompañada de los candidatos a concejales. Logró seducir a referentes populares cercanos al peronismo, como el actual concejal Sergio Estrada, que como presidente de un club como Madreselva, consiguió sumar varios votos que de otra manera le hubieran sido esquivos. Pero eso no es todo: Él, o Juntos por el Cambio, ha ganado todas las elecciones desde 2015 hasta ahora, exceptuando las PASO.
Con este panorama, aparece como el “candidato natural” para 2023 por el oficialismo. Siguió de cerca las internas de la UCR, y luego –ya en la campaña de este 2021- triunfó en otra interna que el centenario partido había presentado por primera vez en mucho tiempo, bajo la figura de Facundo Manes. Conocidos los resultados de las PASO, y al unificarse ambas listas, al radicalismo se le otorgaron sólo dos lugares preponderantes dentro de la nómina de candidatos a concejales, del cual sólo obtuvo uno. La actual presidenta de la Juventud Radical, Florencia Mancino, estuvo muy cerca de ingresar, pero en noviembre el Frente de Todos también remontó su caudal de votos, con lo cual la composición del HCD quedó igual que en las elecciones anteriores: Juntos renovó las bancas que ponía en juego, y el FDT “salvó la ropa” porque también retuvo los puestos que correspondían a los concejales salientes.
El Intendente acostumbra criticar a los que hablan “de pico” (expresión que utilizó hasta el hartazgo) o a quienes –según él- hacen politiquería. Ya no es alguien que pocos conocían cuando sorpresivamente accedió al Municipio en 2015 ayudado por el «efecto arrastre» de la boleta de Macri. Ahora va por todo, y es fácil deducir esto porque en política, dos años son un mero trámite, y el 2023 está a la vuelta de la esquina. También cuenta con el respaldo de algunos medios de comunicación que le son favorables, pero ese no es el tema de esta nota, ni nos corresponde a nosotros juzgar a quiénes actúan de ese modo, nunca lo haríamos porque no es nuestro estilo hacer «periodismo de periodistas».
En síntesis, si logra salir airoso en los próximos dos años, esto es, mantener su porción de poder frente al electorado, las chances de que sea nuevamente candidato son concretas. Más de una vez dijo que no pretendía “atornillarse a un cargo”, pero – quién más, quién menos- a todos nos falta un tornillo alguna vez.
LOBOS 24