Adaptándose a los tiempos que corren, pero conservando intacta la esencia e impronta de su fundador, el recordado sacerdote Luis Troiano, este domingo 24 se está desarrollando la 58° edición de la Fiesta Grande del Día del Niño, que cada año brinda nuevos ingredientes que son del agrado de los más pequeños.
Estos populares festejos demuestran, una vez más, la expresión de la solidaridad que despierta un evento de más de medio siglo de permanencia en nuestro acervo cultural. Desde muy temprano, los integrantes de la Comisión y los voluntarios le pusieron el hombro a la fría mañana de hoy para que todo saliera de la mejor manera posible: Todos dieron lo mejor de sí para que el público fuera partícipe de una jornada distinta, de un domingo como los niños se merecen.
Luego del tradicional chocolate con tortas y facturas, alrededor de las 10:30, luego de la oración del Párroco Luis Mena, comenzaron los sorteos y el reparto de juguetes. En un contexto económico complicado, la Comisión redobló los esfuerzos para que en esta oportunidad pudieran adquirirse más de 4.500 juguetes, que fueron fruto de donaciones de particulares y de lo recaudado en los espectáculos que fueron llevando a cabo con ese fin. Los que ya dejamos atrás la infancia, recordamos con nostalgia todas las fiestas anteriores, el noble espíritu del voluntariado que se mantiene con absoluta vigencia, dividiéndose las tareas y trabajando incansablemente en beneficio de los más pequeños para que esta edición pueda lucirse plenamente. Claramente quedó de manifiesto que ratificó su gran convocatoria, y lo más importante: Todos los juegos, todos los stands, todas las golosinas, panchos y pochoclos que se distribuyeron, fueron totalmente gratuitos ofreciendo un gran marco en el cual prima la solidaridad de toda la comunidad que ante cada llamado o pedido colabora incondicionalmente. La premisa es ir superándose año tras año, y no caben dudas de que lo han logrado con creces.
(Ampliaremos)