Con el templo colmado, este 16 de julio se conmemora la festividad de la Virgen del Carmen, Patrona de nuestro pueblo, y hace instantes se celebró una Misa en su honor en que contó con la presencia del Arzobispo Jorge Eduardo Sheining, quien presidió el oficio religioso.
El Párroco Luis Mena compartió con los fieles el Evangelio según San Mateo, y a su término el Arzobispo pronunció su Homilía.
Monseñor Sheining, dijo a la feligresía: “Nosotros creemos, aunque no es algo que lo podamos entender, que Jesús es el Hijo de Dios que se hace hombre en la vida. Cualquiera hoy en día que se dedique a la ciencia o a la filosofía dice que esto es un verso, un disparate. Sin embargo, a nosotros nos une confiar que es así. Recuerden que cuando el ángel se le presenta a María y le dice “Dios te elegió para ser la Madre del Salvador del Mundo”. Y la Virgen, se pregunta qué vio Dios en mí, si yo soy muy humilde, muy pequeña, pero el ángel le explica que “en el Plan de Dios, ella vos sos muy importante, y por eso Dios quiere que vos seas la madre de su hijo”. Entonces, María se pregunta cómo es posible, si ella no ha tenido relaciones con ningún hombre, y el Ángel le responde que para Dios no hay nada imposible, que en su seno se engendre la vida del Mesías. Y la Virgen asume un acto de Fe total, que se cumpla en mí lo que Dios disponga. Nosotros creemos que el hijo de Dios se hace hombre. Dios se deja acompañar, pues al hacerse hombre se hace un ser frágil y pequeño. Necesita ser alimentado, cuidado, y la Virgen le dio su techo, su leche, como todo niño. No era un Dios al cual lo humano le resbalaba: Es hombre. Es verdad que Jesús no tenía división ni la carga del pecado que tenemos nosotros, pero nació como un hombre santo”.
Añadió el prelado que: “Dios ha querido hacerse pequeño y dejarse llevar, dejarse acompañar, dejarse criar, y la Virgen fue muy importante para que él creciera, para que él cumpliera la misión que tenía que cumplir. Es posible que las parábolas de Cristo las haya aprendido en su casa. Lo que vio en su casa fue fundamental para que él después hablara del Reino, él aprendió todo en su entorno, y necesitó de la Virgen para fortalecer su vida, su misión, y que linda es esa idea de que la Virgen fortalezca también nuestras vidas, nos ayude en nuestra fragilidad. Ojalá ustedes, queridos hermanos, tengan esta actitud de la Virgen, sepan acompañar a los más humildes, hacerse cargo de los pobres que no tienen comida o pasan frío, y si alguien que tiene la tentación de bajar los brazos, habrá momento en que tendrán que ser capaces de que la misión de Jesús la lleven adelante otros, y la comunidad se va forjando cuando se abre a todos, esto que vimos en el Sínodo, que no es uno que se impone sobre otro. Cuánto le tenemos que agradecer a la Virgen… Nosotros que tenemos la Basílica lo que vemos en Luján es extraordinario: Qué sensible es nuestro pueblo con la presencia de María, que en un documento de Puebla dice que ella es el rostro femenino de Dios. Todos sabemos que Dios no es ni varón ni mujer, es todo. Pero sí es cierto que la Virgen manifiesta el rostro femenino de Dios. Nuestro pueblo sabe que en la Virgen María encuentra a alguien que siempre está. Y el mensaje que María esta proclamando es esa misión que es la Salvación”.