Damián Fioretti (34), estilista unisex y saxofonista lobense, es el invitado de esta semana para el programa de TV «Café Doble», que conduce el periodista Patricio Contrera en su quinta temporada al aire. En esta nota de LOBOS 24, reproducimos una síntesis de la entrevista en la que el talentoso habló de todo, dejando varias definiciones interesantes sobre lo que significa ponerle pasión a lo que te gusta hacer. El programa se emitirá mañana, miércoles 28, al término del noticiero de la señal Lobos Digital (canal 8 y canal 102 en full HD).
Damián, en los primeros minutos de la entrevista relató: “Para mí es muy importante que haya un espacio que le dé interés a este instrumento, que quizás en Lobos no es de los más conocidos o de los más escuchados. Soy peluquero, tengo el local junto con muy prima Giselle en la calle Moreno, y en cuanto a la música, en mi caso es un hobby que se ha ido dando, que ha crecido porque hace casi 12 años que toco el saxo. Empecé con Rolo Fernández, quien en realidad dicta clases de canto, pero yo aparecí cuando recién comenzaba con un saxo de bambú, y luego pude pasar a uno de bronce que requiere otra técnica u otro estudio. El saxofón de bambú, sirve para iniciarse, pero el mayor problema que tiene es la afinación. Hay gente que se dedica a fabricarlos y también músicos que deciden utilizarlo, quizás no ha obtenido mucha masificación, pero el instrumento que tengo actualmente implica dedicarle mucho más tiempo, y yo lo tomo como un avance».
«Luego de haber estado aprendiendo con Rolo, fui a Buenos Aires para tomar clases de forma particular con un saxofonista profesional, Pablo Porcelli, durante alrededor de 3 años. Estuve estudiando en el Conservatorio de Música de Mercedes, integré la Orquesta Escuela del Instituto Cultural de Cañuelas… Pero si bien pasé por diferentes experiencias musicales, sigue siendo un hobby para mí”, amplió Fioretti.
“Yo venía tocando desde los 22 años, en cierta manera era autodidacta, pero he visto a gente mayor que ha logrado sobresalir en todo sentido. Es decir, la edad no es una limitación. También hay saxofonistas que no hacen jazz, o exploran una veta más melódica, pero yo no lo pondría en debate. Lo cierto que el jazz no es un género masivo, y quizás no es algo que la mayoría de los jazzeros estén estén interesados en lograr hoy por hoy”, subrayó.
Sostuvo asimismo, que: “Me gusta participar de eventos culturales, o de alguna presentación literaria cada vez que me invitan. Toco mucho sobre pistas, porque obviamente al hacerlo de forma amateur no tengo músicos que me acompañen. Por ese mismo motivo, la Orquesta de Cañuelas me brindó una gran oportunidad a nivel artístico al estar en contacto con otros colegas, realmente se aprende muchísimo compartiendo con otros. Siempre agradezco cuando me invitan a tocar, de hecho estuve compartiendo escenario con los chicos de Asesinos del Pentagrama, que hacen rock, y tuvimos una presentación en el Teatro Italiano. Esas vivencias siempre te enriquecen porque aunque sean géneros diferentes, el resultado puede llegar a ser muy bueno. Otro proyecto que tengo es con Eduardo Napolitano (“El Napo”), es un cantante excepcional, yo armo la pista y voy tocando de fondo. La verdad es que nos entendemos muy bien y a la gente le gusta en los lugares donde hemos estado”.
El entrevistado nos comentó, por otra parte, que periódicamente lo convocan a una conocida estancia para amenizar encuentros sociales o cenas en el restaurant, que es uno de los más exclusivos dentro del turismo rural.
“Si hablamos de costos, hay muchas marcas de saxos, y tiene que ver también con la música que quieras hacer. Yo tengo un saxo alto, ese sentido funciona igual que las voces: También están los soprano, tenor y barítono. En su momento pude comprar un Yamaha, y otro que sería el soprano que es algo inferior en cuanto a su calidad. La idea es ir buscando diferentes sonoridades, pero lo que más influye es la boquilla. Una marca que ya se ganó un lugar en el mercado tiene ese plus, sin embargo para encontrar ese sonido que pretendés, no es lo único que influye. Según la apertura de la boquilla, vas a poder tener un sonido más brillante u otros con más graves. Y la respiración la vas adquiriendo como un ejercicio, porque si hacés una nota alta, no podés quedarte sin aire. El trabajo principal para evitar eso es trabajar sobre la parte muscular de la boca. De lo contrario podés llegar a lastimarte, sobre todo si tocás una excesiva cantidad de horas por día. Pero eso lo vas aprendiendo tomando clases con músicos que ya tienen otro nivel”. (En Internet y en revistas especializadas abundan otros detalles más técnicos sobre lo que menciona Damián, pero esta nota es solamente a modo de divulgación)
Confesó que: “Me gusta improvisar, porque creo que es ahí donde se puede canalizar el estado emocional en que te encontrás, te otorga esa libertad. Podés tocar simplemente porque tenés ganas de expresarte, y además puede suceder que en ese proceso vayas encontrando melodías que van dando lugar a otro tipo de composición. Lo que pasa es que si hacés un espectáculo en vivo, improvisando, el público lo disfruta más porque está viendo a ese artista hacer música sin ninguna partitura”.
“La realidad es que la vida que llevan o han llevado los grandes músicos, en algunos casos, no difiere mucho de lo que sería el rock. Por lo tanto puede haber excesos, adicciones, o que muchos terminen arruinados económicamente. Pienso que está más ligado a un estilo de vida que cada uno elige, y que trae consecuencias, como todo”, dijo al periodista. Un programa imperdible, donde todo el segundo bloque estuvo dedicado íntegramente a que Fioretti compartiera con la audiencia clásicos del jazz y del cancionero popular, algo que seguramente será del agrado de quienes siguen el programa desde sus inicios en 2019.