-La cirugía se realizó en un hospital público de Mercedes-
Por primera vez, un equipo médico de la provincia de Buenos Aires extirpó un tumor cerebral a un paciente pediátrico que estaba despierto. Un procedimiento de características singulares en que la persona intervenida debe ser despertada con el objetivo de testear que la propia operación no perjudique funciones neurológicas. El trabajo se realizó en el hospital público provincial “Blas Dubarry”, de Mercedes y constituye un ejemplo de la calidad profesional de los especialistas que atienden casos complejos en instituciones públicas.
El paciente es de Roque Pérez, tiene 15 años, y fue operado con el propósito de extraerle el tumor que previamente había sido diagnosticado en el hemisferio izquierdo del cerebro. Así, los médicos y médicas le abrieron el cráneo, y realizaron una rutina que puede llamar la atención a quienes no están muy familiarizados con estas prácticas. Durante las cuatro horas que duró la operación, chequearon que todo marchara según lo esperado; así, mantuvieron un diálogo con el adolescente, que les permitió comprobar que las funciones del lenguaje, la comprensión, visión y sensibilidad estuvieran intactas durante el proceso.
“FUERA DE LO COMÚN”
El equipo interdisciplinario que siguió las órdenes del neurocirujano Juan Marelli protagonizó una intervención fuera de lo común bajo cualquier punto de vista. En la neurocirugía con el paciente despierto, los profesionales y el individuo intervenido deben preocuparse por construir un vínculo especial. El joven, en este caso, accedió a conocer cada paso y saber con claridad qué miembro del grupo realizaría cada tarea, los riesgos y los beneficios de la intervención.
En concreto, para poder llegar a buen puerto, las tareas se dividieron en dos etapas. En la primera, los médicos anestesiaron completamente al paciente y realizaron una craneotomía. Le abrieron el cráneo y penetraron en la duramadre, esto es, el tejido que protege al cerebro.
Luego, en la segunda fase, estimularon con electrodos el área en la que se trabajaba para extirpar el tumor y lo despertaron. De esta manera, mientras realizaban la resección, consiguieron testear y controlar con minucia que todas las funciones neurocognitivas respondieran como era esperado. Consignas normales como el conteo del 1 al 10, la enumeración de los días de la semana y de los meses del año, constituyen tareas necesarias para evaluar que la persona operada no afrontará secuelas una vez que todo termine e inicie la recuperación. La tranquilidad de quien será intervenido es un aspecto clave porque la operación se prolonga durante más de cuatro horas. Así, el chequeo del estado mental constituye una variable de importancia que puede determinar el futuro del procedimiento.
“Afortunadamente salió todo muy bien, reseccionamos todo el tumor, y ayudó mucho que el paciente sea un chico muy tranquilo, que se preparó mucho y al momento del procedimiento se comportó como un verdadero estoico: respondió todas las preguntas perfectamente y se mantuvo sereno durante toda la cirugía”, concluyó el neurocirujano; quien agradeció el apoyo de los directores del hospital Dubarry de Mercedes y de todo el equipo médico que participó de la intervención quirúrgica, un verdadero hito para la salud pública en el ámbito de la Provincia.