(Escribe Jorge Carlos Rossa, de la Agrupación Peronista «La Dignidad»)
Hace 70 años, Eva Perón vivía a los 32 años, el último tramo de su existencia. El cáncer la tenía acorralada y ya los dolores eran insoportables; la ciencia no contaba todavía con los medios necesarios para mitigar sus ayes.
Pese a todo ello, en la Nochebuena de 1951, Evita hizo de tripas corazón y, con el escaso aliento que le quedaba, envió al pueblo argentino su último mensaje navideño:
“Esta noche hacemos una tregua de amor en el camino de nuestras luchas y de nuestros afanes; y solo pensamos en las cosas buenas y bellas que nos ha regalado la vida en el año que se acaba, hundiéndose ya como un cometa en el horizonte de la eternidad, dejándonos una estela de recuerdos en el alma.
En todos los hogares del mundo, hombres y mujeres, ancianos y niños de todos los pueblos, en este mismo instante maravilloso, están rindiendo homenaje al amor y están encendiendo en sus corazones las lámparas votivas de sus mejores recuerdos. ¿Por qué no hacer lo mismo nosotros en este inmenso hogar que es nuestra tierra? ¿Acaso no somos una gran familia?
Por eso, estas palabras mías se atreven a romper el bullicio o el silencio de la noche, se animan a llegar con su mensaje al corazón de todos los hogares que quieren recibirlas con cariño y se derraman así sobre la mesa invisible de la Patria, como un canto de amor y de esperanza.
Esta noche también sentimos que empieza a morir el año que termina. Por eso en necesario rememorar las alegrías y las penas que nos trajo sobre el hombro de sus días y de sus semanas, y hasta los dolores ya sobrepasados, ya que nos parecen esta noche menos amargos.
No queremos vanagloriarnos con orgullo de lo que somos ni de lo que tenemos, pero en esta noche, propicia para los aspectos del corazón, sentimos la necesidad de decirles a los hombres y mujeres del mundo, el sencillo secreto de nuestra felicidad, que consiste en poner la buena voluntad de todos para que reinen la justicia y el amor.
Primero la justicia, que es algo así como el pedestal para el amor. No puede haber amor donde hay explotadores y explotados. No puede haber amor donde hay oligarquías dominantes llenas de privilegios y pueblos desposeídos y miserables. Porque nunca los explotadores pudieron ser ni sentirse hermanos de sus explotados y ninguna oligarquía pudo darse con ningún pueblo el abrazo sincero de la fraternidad.
El día del amor y de la paz llegará cuando la justicia barra de la faz de la tierra a los explotadores y a los privilegiados, y se cumplan inexorablemente las realidades del antiguo mensaje de Belén renovado en los ideales del Justicialismo Peronista:
– Que haya una sola clase de hombres, los que trabajan;
– que sean todos para uno y uno para todos;
– que no exista ningún otro privilegio que el de los niños;
– que nadie se sienta más de lo que es ni menos de los que puede ser;
– que los gobiernos de las naciones hagan lo que los pueblos necesitan;
– que cada día los hombres sean menos pobres, y que todos seamos artífices del destino común.
Y por fin, yo me permito reunir simbólicamente la copa con que brinda cada uno de ustedes con mi propia copa, que contiene la misma sidra humilde, con la misma sencillez de nuestro corazón. Levanto al cielo con ella los deseos, los sueños y las esperanzas de todos, para que en esta noche prodigiosa, el amor infinito los toque con la vara de sus milagros y los convierta en realidad”.
FELIZ NOCHEBUENA Y FELIZ NAVIDAD PARA TODO EL PUEBLO DE LOBOS!!!