En la Misa vespertina de este sábado 14, se realizó una celebración especial durante la cual el Párroco Luis Mena bendijo a las futuras mamás que participaron del oficio.
“Quiero dar gracias hoy por la ordenación de nuestro nuevo Obispo, que nos ha acompañado esta mañana. Es una invitación comunitaria a este encuentro, representada en cada uno de nosotros que viene a encontrarse con el Señor. Somos la comunidad, su familia, su pueblo. Y para esta reunión tan especial, si bien a Dios lo puedo hallar cada día de mi vida en diferentes circunstancias, nos preparamos confiando plenamente en su Amor y Misericordia, con nuestros pecados y errores, que todos tenemos”, sostuvo Mena a los fieles.
En su Homilía, tras la lectura del Evangelio según San Mateo, el sacerdote expresó: “Celebramos la vida, y celebramos al Dios de la Vida. Los signos de familia, en el seno de la Trinidad, reflejan eso, un Dios que hace un pacto eligiendo a un pueblo. Unido al Misterio de la Cruz que representa la entrega de Cristo por Amor, nosotros creemos en un Dios vivo. Para nosotros el símbolo de la Cruz es muy profundo, pero como un gesto de amor, entrega y generosidad, donde se cumple lo que Jesús había dicho: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. Sabemos que detrás de ese misterio de dolor y de muerte, está la Resurrección, por eso hoy queremos celebrar la vida. No solamente con estas mujeres que se encuentran en la dulce espera. También podemos celebrar hoy la vida que nos fue dada recordando a nuestras madres, las que están y las que han partido, con sus luces y con sus sombras, porque todo ello forma parte de nuestra historia. Una historia que a veces tenemos que iluminar para redimirla desde la presencia de Dios. Nuestra vida nos une a personas, rostros, nombres. Proclamar el Dios de la Vida en el mundo de hoy, es muy importante, basta con prender cinco minutos la televisión para ver en las noticias a una sociedad dolida y marcada por la muerte, sufrimiento, guerras”.
Y previo a la bendición de panzas, se dirigió a las embarazadas diciendo: “Ustedes, queridas chicas que se encuentran en la dulce espera, tienen ese don maravilloso que las une de un modo misterioso a Dios, de llevar en su vientre Vida, y de darla. Y también eso nos lleva a pensar en aquellas personas que no fueron madres desde lo biológico, pero que están abiertas a ser madres del corazón y a brindar signos de vida y amor”. Se les entregó además un obsequio preparado por el grupo de Pastoral de la Parroquia, que consistía en gorritos o escarpines, junto con una estampita alusiva.