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HISTORIAS: EDUARDO JAMUR, EL JEFE DE BOMBEROS VOLUNTARIOS QUE SIEMPRE TUVO EN CLARO SU VOCACIÓN Y LE HIZO FRENTE A TODO

«Café Doble», el programa de TV que desde 2019 se distingue por brindar todas las semanas historias o perfiles desconocidos de los  lobenses, saldrá nuevamente al aire mañana, miércoles 1° de marzo, al término del noticiero de LTVN. El invitado de esta semana es Eduardo Jamur, que desde muy joven tuvo en claro que su vocación era la de ser bombero. Y lo logró con creces.

Jamur, en diálogo con el periodista Patricio Contrera, comenzó haciendo un «rescate emotivo» de cómo fueron sus inicios: “Todo comenzó al igual que todos los chicos, que en determinado momento nos planteamos que nos gustaría ser cuando seamos grandes. Yo jugaba a ser bombero desde pequeño, nosotros en esa época vivíamos atrás del Parque, cerca de la cancha de EFIL. En ese momento mi papá estaba trabajando en la fábrica de La Serenísima de Empalme, en realidad yo nací allí y después pudimos mudarnos a Lobos. La verdad es que todo empezó como un juego, quizás para los deportes no era muy bueno. Cuando tenía 10 años falleció mi mamá, en aquel momento ya estábamos viviendo en Empalme, y mi viejo tenía que seguir trabajando porque era quien sostenía económicamente a la familia y cumplía un horario de fábrica, y por ese motivo nos vinimos a vivir a la casa de mi tía, acá en la calle Alsina. Ella fue muy generosa con nosotros y la consideramos casi como nuestra madre, fue entonces cuando mi papá me lleva al club EFIL, fue una linda experiencia pero enseguida me di cuenta de que no era lo mío, hasta que finalmente pude ingresar a la Escuela de Cadetes cuando tenía 12 años, te estoy hablando de una época en que no existía casi el celular de forma masiva y había muy poca gente con Internet. Creo que hay que aprender a amigarse con la tecnología. En fin, estuve cuatro años hasta que pude ingresar al Cuerpo Activo y actualmente llevo 27 años de servicio».

«Durante toda la infancia transitamos la semana en la casa de mi tía, quien nos cuidaba a mi hermana y a mí, y los fines de semana los pasábamos en Empalme cuando mi papá tenía más tiempo libre para nosotros”, añadió.

“Te diría que por aquellos años viví en tres domicilios diferentes: Nací en Empalme, en una casa de la calle 12 de octubre, en la Villa Cattoni, y después vino todo lo demás”, subrayó.

Ante una pregunta concreta que le hicimos, sostuvo: “A todos nos ha tocado atravesar alguna situación shockeante como bomberos cuando recién empezamos, porque cuando estás aprendiendo hay muchos temas teóricos, pero lo fundamental es la práctica. Intentamos paliar esa deficiencia haciendo simulacros, pero la realidad es otra. Cuando vas a un siniestro y ves que la gente está atrapada en el interior de un vehículo, personas heridas o perdiendo sangre, sabés que cada segundo cuenta, que no podés dejar que nadie pierda la vida, hay que ser frío y racional para dejar de lado muchas cuestiones y cumplir con el trabajo. Que las víctimas lleguen al hospital para ser atendidas y pueda ser compensadas. La pérdida de tiempo hace que inevitablemente se vaya reduciendo la cadena de vida, y ello hace que la víctima vaya perdiendo las probabilidades de sobrevivir. Pero podemos pensar también en lo que sucede en los incendios en una vivienda, con familias que lo han perdido todo luego de conseguir su patrimonio con mucho esfuerzo. Lo que no se pierde por fuego es por el humo, y si no es por el humo, es por el agua que obviamente usamos para extinguirlo. Es muy doloroso, más aún si uno conoce a esos vecinos. Muchos hacemos terapia para superar todo lo que esas situaciones tan ingratas nos provocan, otros lo harán en su casa, somos humanos, no podemos evitar sentir esa angustia ante lo que les sucede a los demás, y sabemos que nadie está exento de padecer un siniestro de esas características, afortunadamente tenemos una comunidad muy solidaria, y se puede dar una mano a esas familias hasta que puedan recuperarse de una situación límite. Lo que ocurrió también con el transcurso del tiempo, es para para los muebles, por ejemplo, cambiaron los materiales: Antes se utilizaba mucha madera, y hoy ves que hay más resinas o PVC, o muebles de plástico. Y los gases que se generan cuando se produce la combustión no son los mismos, hoy por hoy son mucho más tóxicos”.  “En la actualidad se ha tomado bastante conciencia, lamentablemente sobre hechos consumados como la Tragedia de Once, sobre todo en cuanto a instalaciones eléctricas, salidas de emergencia en los edificios, colocación de disyuntores que hace tiempo que existen pero que no se utilizaban en muchas viviendas. Uno puede utilizar una media sombra en el verano para el garaje o para evitar que el sol pegue tan fuerte, pero después de todo lo que pasó la gente se cuida muchísimo de manipularla en condiciones seguras y lo más alejado posible y cualquier circunstancia que propicie el fuego”.

Explicó asimismo que los automóviles modernos, contrariamente a lo que se piensa, al contar con mayor cantidad de piezas plásticas, amortiguan el impacto que puede producirse en una colisión, sumado ello a las medidas de seguridad que ya casi todos los autos poseen, como airbags y por supuesto los cinturones de seguridad. Tanto airbags como cinturones pueden provocar lesiones menores, pero contribuyen a salvar las vidas tanto del conductor como de los otros ocupantes. En automotores que ya tienen antigüedad, como un Ford Falcon o un Peugeot 504, sería mucho peor”.

Eduardo es, además, Bombero de la Policía Federal, y nos relató el proceso que se requiere para capacitarse. “En el año 2003 trabajaba en ese momento en una heladería muy conocida de Lobos, empecé como delivery, luego terminé trabajando en la parte de producción. Pero yo ya venía pensando “tengo que avanzar un poco más”, empecé a averiguar, y en ese momento había varias alternativas, tuve la suerte de conocer a un vecino de Lobos que me facilitó el contacto con la Federal para poder ingresar, ese mismo año en 2003, en la Escuela de Cadetes de la Policía”.

Prosigue su relato: “Bueno, la cuestión es que pasé  tres años viviendo en un internado de lunes a viernes, tipo pupilo, es un lugar que está ubicado por supuesto en CABA cerca de Parque Brown, y si no te mandabas ninguna macana podías salir los fines de semana. Había varios escalafones, como Seguridad, Bomberos, Comunicaciones, Pericias. Yo obviamente elegí la orientación de Bombero. Hicimos el ingreso 250 chicos, y terminamos quedando seleccionados 25. Y te encontrás con un montón de exigencias, como un examen intelectual, el psicofísico, y eran varios, cada cierto tiempo tenías que volver a rendir esos exámenes. Así que fueron dos años y medio internado, y el resto estuvo dedicado a las prácticas. En 2006 se creó una escuela para especialidades, es decir que significaba estudiar un año más. Para poder hacer todo esto yo había pedido licencia en el Cuartel de Lobos, lo cual me ayudó para abocarme de lleno a todo ese período de formación. Y le agradezco a la institución por haberme “bancado”, hasta que yo finalizara. Los fines de semana, como te comentaba, te otorgaban un permiso para salir y yo aprovechaba para venir a Lobos. Al igual que hay ascensos entre los bomberos voluntarios según las leyes y estatutos vigentes, en el caso de la Policía podés ascender y llegar a ser Comandante General o Comandante Mayor, que es la mayor jerarquía a la que se puede aspirar dentro del escalafón. Para ir subiendo en la jerarquía hay varios factores que se tienen en cuenta, como la calificación, la idoneidad y la vacancia”.

“Pero en cuanto a la Policía, hubo algunas modificaciones: Cuando Macri era Jefe de Gobierno creó la Policía Metropolitana, pero también existía la Federal. Cuando asume como Presidente, fusiona las dos, a la Metropolitana y la Federal, de manera que se creó la Policía de la Ciudad. Por eso ahora hay un único escalafón (…). Hay momentos en la vida de cualquier persona en los que uno tiene que elegir, de hecho, muchos de los chicos que conocí en Lobos cuando aspiraba a ser Cadete no pudieron continuar porque les surgió una oferta laboral y si la disponibilidad del laburo es full time, tu jefe a veces no acepta que tengas que salir ante una emergencia. Y no no juzgo eso, por supuesto que es respetable. Para mí, hacer lo que quise desde siempre es la mayor satisfacción que puedo tener”, concluyó Eduardo.

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