La Dra. Andrea Lagos, abogada e instructora de yoga, es la invitada de esta semana del programa de TV “Café Doble”, que conduce el periodista Patricio Contrera para LOBOS 24 y la señal de cable Lobos Digital, y que saldrá al aire este miércoles 8, al término del noticiero (se repetirá en diferentes horarios hasta el domingo). Con una excelente predisposición y en el marco de una conversación distendida, Andrea visitó el estudio televisivo y nos relató parte de su historia
Lagos, en un tramo del reportaje, expresó: “Empecé con yoga cuando me fui a estudiar Abogacía, hice el secundario aquí en Lobos y luego fui a la Universidad de La Plata. Vivía con otra chica, con una amiga, y ella una vez me comentó que en el Pasaje Dardo Rocha daban una clase de yoga. Yo tendría en aquel momento 18 o 19 años, y realmente no tenía mucha idea de qué se trataba. Pero cuando me decidí y fui con ella a esa clase, sentí que era el espacio de consciencia que iba a volver, realmente me encantó desde el principio. Supe que iba a volver a hacer esa actividad. Por una cuestión u otra me alejé cuando me dediqué con más carga horaria a ejercer como abogada, pero tuve la oportunidad de ir a verlo a (el escritor indio) Deepak Chopra cuando vino a la Argentina, y me acuerdo que fui sola porque todavía a nadie le interesaba mucho indagar en lo espiritual o en el desarrollo personal. Pero siempre practiqué yoga, a veces con más frecuencia o regularidad que otras, porque me fue atravesando la vida, cuando uno tiene hijos se aleja un poco más de la actividad. Lo que nunca pensé que yo podía transmitirlo como una disciplina, y hoy lo veo como una transformación personal natural, eso me fue llevando a especializarme cada vez más en Buenos Aires, y muchos de mis maestros hoy ya no viven en Argentina. Pero sigo en contacto con ellos. Creo que el hecho de practicar yoga implica un cambio en el estilo de vida también. Es una pata fundamental diría yo, mi espacio se llama “Yoga y bienestar”, y cuando hablamos de bienestar, obviamente implica sentirse mejor. Quizás alguien no se conecte concretamente con el yoga pero sí con otro tipo de prácticas que otorgan los mismos beneficios, como la meditación. Lo que tiene es yoga es que se vuelve accesible a todos sin distinción de edades. En positivo hacer actividad física, en los últimos años fui cambiando mi alimentación, pero no porque nadie me lo diga, sino que lo tomé como una transformación personal que tiene que ver con cada uno”.
«Mirá, lo que recuerdo de aquella charla a la que me invitaron, es que tenía 7 pesos, con esa plata podía elegir pagar el costo, o regresar a Lobos ese mismo día. Se dio lo primero», nos relata, divertida por la anécdota.
“La esterilla donde hacemos yoga, es nuestro propio laboratorio, en el cual se van practicando las diferentes posturas que a veces salen del primer intento y a veces cuestan más, por lo tanto hay que hacer ajustes, y la vida se traslada a eso. Todo lo que experimentamos en el espacio de meditación o en las clases se traslada a la vida. Lo más importante, es transpolar lo que uno va aprendiendo a la vida cotidiana. Por supuesto que nuestra vida transcurre en el “día a día”, y eso es lo interesante, el poder implementar lo que hacemos en las clases, fuera de ellas. La meditación es una práctica de autoconocimiento, cosas que no habíamos percibido de esa manera ni en la escuela ni en la casa. Lo racional aparece, por supuesto, pero sólo cuando nos sentamos a reflexionar sobre ello porque creemos que es necesario. La idea es que vos te encuentres con vos mismo y con lo que sucede en tu cuerpo. Y eso tiene que ver con varias cosas, por ejemplo, pensar qué sucede con la respiración, cuando nos abruma el miedo o la ansiedad, cómo se siente eso en el cuerpo. Desde ahí cada uno va buscando autorregularse», enfatizó la profesional.
Y destacó que: «El autoconocimiento, como te decía antes, tiene que ver con hacerse preguntas a las cuales no estamos acostumbrados porque tienen que ver con nosotros mismos. Quién soy, cuál es el sentido de la vida, cuál es el propósito de mi vida… Obviamente son preguntas complejas, pero abordándolas fuera de lo racional. Tanto el yoga como la meditación no provienen de una religión concreta, por lo tanto no son impedimento para cualquier persona que desee practicarlas. Hoy, la mayoría de la gente sabe que no es algo extraño ni raro, pero cuando yo empecé en esto, la verdad es que no había tanta difusión. Hoy estamos en otra era donde abunda la comunicación y la información, y lo bueno de estas prácticas que han surgido de Oriente, es que hoy tenemos evidencia científica de sus beneficios para la salud. Hay que pensar que recién en la década del ’60 comenzaron a llegar a Occidente, y hubo un largo camino».
“Yo no me dedico a lo que se conoce como “yoga dinámico”, sino más bien en el yoga terapéutico, y en otras ramas, como sensible al trauma. Lo que hago es acompañar personas con afecciones específicas, como migrañas, dolores de espalda, y ciertas patologías. He acompañado a gente de Lobos con enfermedades terminales», puntualizó la invitada, y naturalmente, cuando habla de pacientes terminales se le quiebra la voz.
Agregó Andrea, que: «Si nos referimos a adicciones como el tabaco o alcohol, es un acompañamiento específico, con técnicas que provienen del yoga tradicional pero atendiendo a las crisis de ansiedad, algo que se vio muchísimo después de la pandemia, tuve alumnos muy jóvenes que vinieron en la post-pandemia por el shock que ello significó en la vida de todos, y también hubo personas adultas, de más de 80 años. Los resultados en general son buenos, por supuesto hay que remarcar que es una terapia complementaria y que por lo tanto no sustituye ningún tratamiento médico o psicológico. Si podemos ahondar en lo somático, es allí donde yo puedo acompañar. La verdad es que todos nos sentimos vulnerables en algún momento, eso es cierto, me puede pasar a mí también aunque tenga a un grupo que confía en mí para sentirse mejor, pero la fuerza proviene de la vulnerabilidad. La fortaleza nace de ahí, de sentirnos vulnerables, pero en el momento que iniciamos la práctica, nos interconectamos, y vemos como todo se transforma. Esas nubes negras quizás sigan estando, pero las transformamos en algo bueno. Más que cambiarte el humor, yo diría que te cambia la actitud, porque tenés meditar te otorga una sensación de apertura hacia la ira, el enojo, la ansiedad, el miedo… Y cuando tenés que tomar decisiones importantes, te podés imaginar a un lago, si el oleaje no está en calma, puede que las cosas no salgan como vos esperabas”.