Alan Dimaro, ilustrador e historietista lobense, es el invitado de esta semana en “Café Doble”, el programa de TV que conduce Patricio Contrera en la señal de cable Lobos Digital. En diálogo con ese medio y con LOBOS 24, nos contó parte de su historia. Lo que sigue a continuación es una síntesis, desde luego, porque quedó material sin desgrabar que saldrá al aire esta noche.
Ante una consulta del periodista, Alan afirmó: “Cuando somos chicos todos dibujamos, creo yo. Tiene relación con algo que vi hace poco en un documental de un artista muy conocido hace pocos días y que siento que me identifica. El tema es que te guste hacerlo y darle continuidad. En mi caso siempre estuvo presente en mi vida, cuando tenía 13 años participé de un concurso que salió en una revista de manga (cómic japonés) que yo compraba en esa época, era Dragon Ball, y el concurso consistía en hacer una historieta de cuatro páginas. Gané una primera mención, me regalaron productos de la editorial, y fue un gran estímulo. A su vez, tiempo después esa misma editorial publicó una historieta mía, en dos números. A partir de ahí empecé a exponer acá en Lobos, en 2005 hice una tira completa en la contratapa del semanario El Cuarto Poder que justamente se llamaba Fausto, al igual que mi hijo que ya tiene 7 años”.
“Pienso que sería muy bueno que se retomara el Encuentro del Humor y la Historieta, se hizo a mediados de los ’70 y se reeditó hacer alrededor de 10 años. Yo pude participar de esa última etapa, aunque hubo una movida parecida en el ’99. Me presentaron a Solano López, el dibujante de El Eternauta, y en este momento no tenía ni idea quién era. Más allá de que alguien vuelva a tomar la posta en el futuro, lo que sería muy positivo es que haya ferias dedicadas al tema”, agregó el entrevistado.
“Cuando egresé de la Secundaria, empecé a estudiar Edición, y hubo una clase en particular que me llamó la atención un grupo de pibes nos comenzó a hablar de la edición independiente, autogestionada. La cuestión es que nos dieron una charla muy piola donde nos mostraron que sí era posible hacer algo así, rompí con el paradigma del autor enviando sus manuscritos a una gran editorial para ver si te dan bola o no. Así nació un par de años más tarde, la Editorial Cien Kilómetros, emprendí ese proyecto y publicamos varios títulos de autores locales. Era para material de poesía, o de narrativa. Ese proyecto no existe más, no recuerdo bien por qué, pero fue un ciclo que se cumplió. Lo que hago ahora son servicios editoriales, de maquetación y diseño sobre todo, para textos jurídicos. Pero seguí con un sello editorial, que se llama “Arañas de Marte”, donde publicamos fanzines e historietas”, enfatizó Dimaro.
[Aclaración: Los fanzines son publicaciones no profesionales producidas por seguidores de un fenómeno cultural particular (como puede ser un género literario, musical o historieta) orientada a otros que tienen los mismos intereses. Su mayor es contar con especialistas en su materia, publicando de forma libre y directa sin censura ni intereses para con terceros, y promoviendo autores noveles.]Destacó Dimaro que “por eso, yo pienso que dibujar es distinto a ilustrar. Uno hace ilustraciones dentro de una historieta, de una viñeta, que pueden tener color o no, eso no es tan importante. Yo empecé a incorporar el color porque es algo que me gusta, pero no descarté por completo el blanco y negro. Me inspira mucho la música, es casi lo único que me acompaña cuando estoy haciendo algún laburo. Y algo que pasa, si vos comprás comics de alguna editorial con sede en Argentina, es que los colores no son los mismos de los originales, es un poco frustrante eso. Un trabajo que hice y que disfruté muchísimo fue el de colaborar con mi amigo Machingo Díaz, para la ilustración de la tapa de su nuevo disco. Y como nos pasa a todos, hay música que antes teníamos y que nos gustaba porque éramos adolescentes, qué se yo, que hoy por hoy hace años que esos discos quedaron ahí”.
“Yo antes era muy cabrón, había muchas cosas que me indignaban y me fastidiaba, en ese tiempo las historietas eran muy autobiográficas o tenía que ver con hechos reales ni ligados estrictamente a mí. Cosas que son parte de la vida, como esperar un colectivo y la mala onda de la gente, los trámites, o de la burocracia. Eso es algo que logré modificar bastante: Me pasó de encontrarme con gente que se quejaba todo el tiempo, incluso más que yo, y entonces me di cuenta de que no era nada agradable. Hay una anécdota que me hizo comprender muchas cosas, cuando mi hijo Fausto me hizo ver de un modo muy simple, siendo un niño, algunas nimiedades que me enojaban. En parte por eso, esas historietas que fui publicando y que se llamaban precisamente Cabrón, yo diría que hoy no me representan en mi forma de ser. Hay que tratar de involucrarse menos con la queja, y si no me desconectaba de eso, me iba a terminar enfermando, no era eso lo que yo quería. Tiene que ver quizás, con ser más tolerante”, reflexionó durante el ciclo televisivo, en el cual habló de todo y no te lo podés perder.