A sala llena, se estrenó este fin de semana la obra “El amor a los 50 llega siempre con tormentas”, presentada por “Amigos del Teatro Genaro Dinomo”, en la Biblioteca Sarmiento. Una entretenida comedia de enredos de tres actos, debemos decir ante todo que cumple con su propósito, que es el de divertir, despertando las risas y carcajadas de los espectadores, sobre todo ante situaciones que son propias de este género, como los diálogos que se van dando y una trama que desde el vamos arranca generando el conflicto, además de contar con personajes característicos con sesgo costumbrista. Todo lo que mencionamos es crucial para sostener el desarrollo de la pieza durante toda su extensión. Y aunque el libreto original ya tiene varios años, hay situaciones de la vida cotidiana que uno ha escuchado más de una vez, porque como suele decirse, “pasa en las mejores familias”. Por ese motivo, no deja de estar vigente.
Los actores debutantes cumplen con sus roles sin que parezcan tales, es decir, que el Director logró en varios meses de ensayo, darles la confianza necesaria para despojarlos del temor que seguramente es natural para cualquiera que nunca se ha subido a un escenario. Ello contribuye a que los personajes que interpretan, logren con creces el objetivo de interactuar con aquellos que tienen mayor experiencia en las tablas. Para Guillermo Dinomo ha sido muy importante, tal como nos dijo en una entrevista, conformar un grupo sólido, con muchos jóvenes, que aceptaron sumarse para este regreso al arte escénico lobense, asumiendo la responsabilidad que implica y que no se limita al hecho de una vez concretado el estreno. Implica mucho más, como el compromiso de participar del resto de las funciones, que se extenderán durante todos los sábados y domingos de octubre.
Tanto el vestuario como la escenografía fueron concebidas en función a esta pieza (la escenografía en particular se modificó en base a la estructura preexistente de otras obras), y ambos son aspectos en los cuales siempre se ha destacado esta compañía de teatro.
Como dijimos al comienzo, esa amalgama o química que se da entre los distintos actores del elenco es muy buena, y cada uno ha dado lo mejor de sí en estas dos primeras funciones. No somos críticos teatrales como para hacer un análisis individual de la actuación de cada integrante de esta puesta, y entendemos que cada espectador encontrará detalles interesantes en uno o en otro. Por otra parte, no todos permanecen el mismo tiempo en escena, ni desarrollan roles similares.
A modo de sinopsis, podríamos decir que es la historia de un hombre de un apellido ilustre de Buenos Aires, que tiene tres hijos (un varón y dos mujeres). Tanto el jefe de la familia como sus hijos, están al borde del quebranto, por no trabajar y dedicarse a derrochar dinero sin saber administrarlo. Haber desperdiciado la fortuna que poseían hizo que tengan todos sus bienes embargados, pese a lo cual siguen comportándose igual. Hasta que, en un momento dado, no tarda en aparecer un personaje que marca un quiebre en la trama, y al cual alude el título. No diremos ni adelantaremos mucho más, porque estaríamos revelando demasiado.
Por supuesto que, en una comedia de estas características, el factor sorpresa que da inicio a los conflictos es el que se sustenta buena parte del argumento. Y partir de entonces, ya nada será igual. Y como lo que viene a continuación se da con una vorágine muy peculiar, si usted va a verla deberá estar atento. Además, al priorizar esa agilidad, se consigue que el público interactúe de alguna manera con los vericuetos en los que se meten los actores, respaldados por un argumento que les da el lugar para lucirse en el común de los casos. Se divide en tres actos, sí, pero son muy breves y la obra en general muestra una fluidez que no constituye un dato menor para el tiempo se dura en total. Logra entretener, que cada personaje pueda intervenir en la medida que el libreto lo indica, y asumir el desafío del retorno a la escena lobense, un paréntesis obligado debido a la pandemia, que permitió consolidar el grupo para que el resultado final, que es lo que el espectador apreciará desde la platea, se brinde de la mejor manera. Una interesante apuesta de Dinomo a un reparto predominantemente juvenil, que da sus frutos con el aporte de los que ya tienen experiencia teatral encima. Muy recomendable, de principio a fin.
Recordamos que habrá funciones sábados y domingos, pero en horarios distintos, de acuerdo con el siguiente detalle:
Sábados: 1°, 8, y 15 de octubre a las 21 hs.
Domingos: 2, 9 y 16 de octubre, a las 20:30 hs.
REPARTO (Por orden de aparición)
Lucho: Gastón Salvatierra- Lecha: Daniela Coseglia- Raquel: Milagros Barbis- Indalecio: Guillermo Dinomo- Dionisia: Yésica Marchini- Ángela: Tita Cariac- Carlos María: Ignacio Suárez- Mario: Martín Wilhjelm- Doctor: Rubén Gighlione- Primavera: Carina Jamur.
Dirección General: Guillermo Dinomo.
Iluminación y sonido: Francisco Coseglia-Gonzalo Dinomo-Hugo Saibene.
Colaboran: Hugo Colombo y Silvia Giúdici.