LOBOS 24 entrevistó esta mañana al Secretario de Hacienda, Roberto Di Tomaso, quien nos puso al tanto de las dificultades que presenta para las arcas públicas el brusco salto de los precios: «El problema es que tenemos hoy ocho dólares diferentes cuando vos querés hacer una transacción comercial. Con respecto a lo que se viene, estamos muy preocupados porque tenemos que disponer de dinero para comprar, por ejemplo, repuestos de maquinarias, y además de poder pagarlo, que esté disponible o en stock. Hay una gran faltante de ese tipo de productos. Y en el caso que sí lo podamos conseguir, por supuesto hay que ver a qué precio los están vendiendo. No nos queda otra que actuar racionalmente, y acotar las prioridades a función a esa necesidad. Si hay un vehículo en la calle prestando un servicio al vecino, debe ser la prioridad para comprar el respuesto faltante. Habrá otras cosas que pueden esperar en esta coyuntura, y no nos quedará que esperar que haya medidas claras o acciones concretas que vayan disipando la incertidumbre que tenemos todos».
Agregó que: «No obstante, creemos que esto no va a afectar el plan de pavimentación que tenemos, excepto que en las licitaciones no se presente un proveedor, pero los fondos para asfaltar esas calles están, pero como le decía antes, puede suceder que en medio de esta crisis no se presente nadie a ofertar. No depende solamente del precio, sino del abastecimiento de los insumos. Por supuesto que la empresa constructora necesita seguir trabajando y que esté con escasez de materiales, que no consiga cemento o hierro a un precio acccesible según lo que dice el pliego. En una situación de desconfianza, con falta de medidas o de políticas claras haciendo foco en el problema, es evidente que al Gobierno actual le interesa mucho más los intereses personales de liderazgo o mezquindades que la población a la que ellos dicen representar».
«Las obras de pavimento las paga el frentista, porque son declaradas de utilidad pública y pago obligatorio, pero es el 25 % del total por metro cuadrado, el resto lo absorbe el Municipio, ya que además tampoco se pagan los cruces de calles. Por supuesto que entedemos que necesitamos ese aporte del vecino, porque las cosas no son gratis, y sin lugar a duda significa una mejora para el valor de su vivienda», precisó.
«Si hablamos de los planes sociales, no resuelven ningún problema, al menos lo que hemos visto en los últimos años. Pueden implementarse de forma transitoria, pero deben adoptarse políticas públicas de fondo que permitan el acceso al empleo. Una buena idea es formar y capacitar a las personas que durante mucho tiempo estuvieron fuera del mercado laboral para que puedan aspirar a ese trabajo. Y si hay planes o programas, tiene que haber mucho compromiso y seguimiento. Hay dirigentes que aceptan que estos beneficios sigan porque si no los otorgan, al igual que el gremio de camioneros, les paran el país y las calles son cortadas por piquetes, pero hace falta decisiones firmes para no caer en esa suerte de extorsión. Si vos me das, yo no te corto la calle, digamos. Por es quizás sería positivo que direccionen los planes sociales a los municipios, porque no participamos en absoluto, no tenemos información oficiale que cuántos programas de ese tipo funcionan en Lobos. No sabemos ni la cantidad, ni información de qué es lo que hacen, y mucho menos si hay una prioridad de acciones. Sería bueno compartir con quienes otorgan esos planes qué cosas podrían hacer para la ciudad. Todo ello no ocurre ni en Lobos ni en ningún municipio. Está demostrado que no puede perdurar por mucho tiempo, porque la pobreza y la indigencia en el país siguen siendo cada vez más altas. Pero mientras tanto, lo mínimo que debe haber es un control y una rendición de cuentas, porque de lo contrario se está creando un Estado paralelo, no hay auditorías ni un Tribunal de Cuentas como tenemos nosotros», disparó el funcionario.
«A nivel presupuestario, estamos muy preocupados por olo que está pasando. Proyectamos una inflación que se ha visto ampliamente superada, ya entramos en el segundo semestre del año, y el balance que hemos hecho de la primera mitad de 2022 fue positivo porque pudimos cumplir las metas tanto de ingresos como de gastos. Lo que viene en estos seis meses que restan los vemos con mucha incertidumbre. Este aumento inusitado de los precios no responde a nada que nos brinde capacidad de adaptación, y como mencionaba antes, hay bienes que ni siquiera se consiguen. Como vaya evolucionando la economía, serán las medidas que iremos tomando. La gestión municipal será muy complicada de acá en adelante».
Di Tomaso resumió diciendo: «El empresario tiene desconfianza en las medidas que se están tomando, y eso cambia toda la cadena, dado el que tiene el producto va a esperar a venderlo a un valor determinado, porque después deberá reponerlo, más aún si tiene componentes importado. Al mayorista le pasa lo mismo, no tiene una lista de precios. Al no haber reglas claras, todos se quedan quietos. Y el consumidor, quiere transformar esos pesos en mercadería antes de que la plata siga perdiendo valor, porque piensa que mañana o dentro de unos días habrá una remarcación de precios. Por lo tanto hay una falta de abastecimiento, y el que tiene dinero para salir a comprar al supermercado, lo hace por volúmenes mayores que los habituales. Pero comprar 15 kg. de azúcar, harina, o lo que sea, es un comportamiento a corto plazo que se puede revertir sólo cuando la gente tenga una señal de que no habrá un nuevo estallido inflacionario, y hasta ahora, por lo que hemos visto, la política económica no está ayudando para nada a resolver el problema. Tenemos uno de los combustibles más baratos del continente a precio dólar, como es el caso de la nafta, pero para los argentinos sigue siendo caro, porque el poder adquisitivo se reduce cada vez más. Si no revertimos esto, no habra cambios que nos permitan salir de esta situación».