-Sin haber terminado la primaria y pese a una vida marcada por hechos desgraciados, Juan Gasparini logró tres mandatos al frente distrito. Gobernó para cambiar lo que padeció y un roqueperense quiso que su historia quedara por escrito.-
“Chinchu, el hombre que torció su destino. De la calle al Palacio Municipal» es el título de la biografía novelada que escribió José María Rinaldi.
“Soy un hijo de la nada, un hijo de nadie y quiero dejar el precedente de que las cosas se pueden hacer bien viniendo de abajo si uno tiene corazón. Para la política no sirven los que no tienen corazón”. Con esas palabras Juan Gasparini, alias “Chinchu”, se autodefinió durante la presentación de la historia novelada de su vida, en la última jornada de la Feria del Libro, el 17 de mayo.
El libro narra la biografía improbable del hombre que vivió en la calle, llegó apenas a estudiar hasta primero inferior, sufrió los latigazos de su abuelo y la miseria pero creyó tanto en sí mismo que consiguió ser tres veces intendente de Roque Pérez, de la mano del peronismo.
A pesar de que gobierna un municipio de tradición más bien conrservadora, logró imponerse en las urnas una y otra vez a fuerza de trabajo: desde la refacción del hospital local hasta la creación del ya clásico evento «La noche de los Almacenes», pasando por la inversión en educación. Roque Pérez lleva hoy su marca y es un ejemplo de que cuando hay voluntad, hay herramientas para transformar la realidad.
“Estas cosas sólo pasan en el peronismo, es el único partido político que puede hacer intendente a una persona como yo”, dijo cuando le tocó hablar en el stand de la provincia de Buenos Aires en el que se presentó el libro de ediciones Dinastía.
Cuando nadie creía que podía ser intendente, él ya firmaba haciendo un garabato breve y les contestaba a los que preguntaban por la extraña rúbrica que cuando fuera el jefe de Roque Pérez iba a tener que firmar muchos cheques y no iba a tener tiempo para perder.
«Siempre me quise mucho a mí mismo», suele repetir cuando le preguntan la fórmula para haber sorteado tantas adversidades.
Porque antes de ser intendente, Chinchu “hombreó” bolsas, “cuereó” nutrias y vendió turrones en el cementerio. También levantó quiniela. Más de una vez, fue preso por pelearse con la policía. La misma policía que se le tuvo que cuadrar cuando ganó por primera vez la Intendencia.
Una vida que nunca fue fácil. Ni siquiera ahora, que pelea contra un cáncer sin descanso que lo obligó a delegar la Intendencia en uno de sus hombres de confianza para poder hacer un trabajo «que no sea 24 por 7». afirmó a la agencia Télam.
Chinchu aceptó la oferta del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, de hacerse cargo desde La Plata del Programa 6 por 6, en el que se encarga de dialogar con los intendentes del interior de la provincia y ayudarlos en lo que necesiten.
Quienes lo conocen aseguran que trabaja mucho, pero no es la misma responsabilidad que estar al frente de Roque Pérez, donde los vecinos están tan acostumbrados al contacto de cercanía que él mismo estableció: hasta hace poco le tocaban la puerta de su casa a cualquier hora y cualquier día a pesar del perro guardián que un día compró para ver si lograba disuadir a la gente.
No lo consiguió, porque los vecinos de la vecina localidad se acostumbraron al contacto directo con él, lo hayan o no lo hayan votado.
Son famosas las anécdotas que grafican como siempre priorizó la intendencia a su propia vida: más de una vez le pagó la factura de luz a un roqueperense y se la cortaron en su propia casa.
”Una vida desoprolija”
Gasparini dice que no tiene vicios, pero en plena era feminista, reconce que su única debilidad siempre fueron las mujeres. “Tuve una vida medio desprolija, cinco separaciones, siete hijos. Pero no reniego de mi pasado porque mi presente es mi pasado”, dijo en la presentación, ante la mirada atenta de dos de sus hijas.
“Antes, se conocía Roque Pérez sólo por la antena de Canal 2”, dijo orgulloso. “Yo aprendí de la miseria. Hoy en Roque Pérez, el que está internado en el hospital tiene una cama a control remoto y puede ver televisión”, contó el hombre que se jacta de haberles dado una oportunidad a los que habían cometido delitos “porque si no sería un mal nacido”.
«No me voy a entregar porque la gente me sostiene. Me parece un sueño haber llegado donde llegué sabiendo de dónde vengo. Lo importante es luchar, no marearse con el poder y no tener rencores porque no sirven» dijo al final de la presentación, antes de empezar a autografiar los libros.
Nunca se imaginó que estamparía su firma, ese garabato que había ensayado durante años cuando nadie creía en él, salvo él mismo.
(Fuente: Télam)