-Organizó un asado para 3.500 militantes. “Si no ganamos en 2023, vamos a desaparecer”, advirtió en un discurso que unió retenciones, jubilaciones de mil dólares y hasta le dedicó una mención fallida al nuevo dueño de Twitter, Elon Musk-.
Daniel tiene 52 años y un oficio del que puede presumir: asador de multitudes. Nada lo asusta. Por eso cuando le dijeron que tenía que cocinar para 5.000 personas no dudó. Tampoco vaciló al armar la lista de lo que necesitaba: 2.500 kilos de carne, cuatro mil chorizos y 11 mil kilos de leña. “Siempre hay que calcular un poquito de más”, le dice a Clarín mientras camina entre las 12 parrillas que acomodó sobre la tierra, debajo de unos pinos, desde las 4 de la mañana. Alrededor, los bebederos que usan las vacas están llenos de botellas de medio litro de agua y gaseosa. No hay vino.
Son las 13.30 del domingo 1° de mayo y al calor de las brasas se amontonan aún perniles de cerdo, vacíos, cuartos traseros de vaca y collares de chorizos. Todo indica que va a sobrar mucho, pero Daniel está tranquilo. Sabe que los comensales regresarán al ataque en breve, cuando la parrilla vuelva a ser el centro de atención.
Ahora todas las miradas están puestas en el escenario montado a unos 50 metros. Sobre una pequeña tarima, con dos columnas de parlantes a los costados, está hablando el matarife Alberto Samid, anfitrión del evento en su estancia «La Maru», en Cañuelas.
Había convocado al asado hace dos semanas, cuando la Justicia le otorgó la libertad definitiva tras cumplir una condena a cuatro años de cárcel por integrar una asociación ilícita señalada por evasión de impuestos, en un fallo que además lo obligó a pagar el costo del operativo para trasladarlo desde Belice, donde se había refugiado luego de que se reactivara la causa en su contra.
Quienes lo conocen aseguran que ideó el encuentro cuando estaba bajo prisión domiciliaria. “Si no salía el fallo lo iba a seguir desde la casa con los videos que le mandaran”, explican. La mercadería, cuentan, fue donada por diferentes amigos del matarife. La decisión de ofrecer gaseosas marca Manaos, se tomó como una apuesta a la industria nacional.
No hubo presencia de funcionarios nacionales ni provinciales. Tampoco asistió la intendenta de Cañuelas, la peronista Marisa Fassi. «Les mandó invitaciones a todos, pero muchos alegaron que tenían otros compromisos», contaron los colaboradores del anfitrión.
El domingo, y ante unas 3.500 personas, Samid propuso eliminar las retenciones al campo y crear el «Ministerio de la Riqueza», denunciará un plan de los países ricos para que los pobres no consuman, definirá como “empresa traidora” a YPF y planteará que los jubilados tienen que ganar 1.000 dólares por mes.
“Así como vamos somos boleta. Si no ganamos en 2023 el peronismo va a desaparecer”, advierte, micrófono en mano. Habló rápido, sin gritar pero con tono enérgico. Unos minutos antes se había animado a cantar la Marcha Peronista a capella, desafiando a sus pulmones. Llevaba puesto un suéter celeste con un pin de una bandera argentina a la altura del corazón y una chomba bordó.
Parado detrás de él, a poco más de un metro, lo escuchaba Hugo Moyano, secretario general del sindicato de Camioneros. Entre el público son mayoría sus afiliados. Uno de cada cinco lleva puesta una campera o una remera verde. Todos se ponen de pie cuando el presidente de Independiente toma el micrófono y aplauden cuando se diferencia de Samid. “Mientras haya trabajadores, habrá peronismo”, decretó el líder camionero sin dejar lugar a dudas. Finalmente, la promesa del asado gratis y «popular», se cumplió.