En una entrevista con LOBOS 24 y la señal de cable Lobos Digital, la Lic. en Nutrición y ex Directora del Hospital, María Silvia Capponi, dialogó con el periodista Patricio Contrera acerca de su vida y su trayectoria. El programa de TV, que se emitirá mañana miércoles al término del noticiero, transitó por distintos temas, por eso esta nota es un resumen del reportaje que saldrá al aire.
Pertenece a una tradicional familia lobense, y una de las bibliotecas más antiguas de la ciudad (si no la más antigua), lleva su apellido. Desde pequeña recorrió esos estantes repletos de libros y de historias de lectores anónimos.
María Silvia, ante una pregunta concreta, comenzó diciendo: “Tuve la suerte de tener una infancia muy linda, con una familia que siempre me apoyó en todo. Fue al Jardín N° 1, la Primaria la hice en el Colegio Nacional, y la Secundaria también allí. En esa época estaba el Departamento de Aplicación frente al FASTA, y hasta el día de hoy muchos lo recuerdan. Mi mamá es maestra jardinera, y también vienen a mi memoria aquellos primeros viajes en colectivo. He compartido historias hermosas. Con respecto a si era buena estudiante, te voy a decir la verdad, en líneas generales, sí, pero no era de las más aplicadas en la conducta. En la primaria no me pusieron nunca una calificación “Sobresaliente”, como tenían otros compañeros míos. Y ya en la Secundaria, no era descollante tampoco, pero nunca me llevé ninguna materia”.
“Los primeros amigos surgen muchas veces de la infancia, y de compartir un espacio en común como es un aula. Pero podés establecer vínculos con la gente en todas las edades, son los momentos que te tocan los que van dando lugar a eso. Y así como me tocó pasar por momentos difíciles, tengo gratos recuerdos de todas las etapas de la vida: de la Facultad, del trabajo… Y por cada lugar donde pases, vas a tener esa posibilidad. Por supuesto que con algunos continuás el trato, y otros van quedando. Aprender a vivir, para mí, es eso: aprender a relacionarse y a generar buenos vínculos. Y no todas esas conexiones que establecés con la gente son iguales. Vos sabés con quién compartir una charla profunda y con quién no, como así también a qué compañero de trabajo recurrir cuando tenés una duda. Claro que, por ejemplo, de vez en cuando organizás una reunión o una “juntada” con tus compañeros del Secundario y la pasás bárbaro… Pero vos te vas conectando con quien tenés más afinidad, eso es lógico y marca la diferencia”, reflexionó Capponi.
Y fue categórica al afirmar: “Enseguida descubrí cuál iba a ser mi vocación. Terminé la Secundaria, me puse a ver qué quería hacer o qué me gustaba, y descubrí la carrera por la Guía del Estudiante. En ese momento casi no había profesionales nutricionistas, o eran muy pocos. Me puse a leer todo lo que era la carrera, el plan de estudios y esas cosas, y dije “esto es para mí”, porque tiene un espectro muy amplio. Encontré a una referente acá en Lobos, Isabel Walsh de Dupraz, cuyos hijos a su vez habían sido compañeros míos, ella era egresada de la UBA, y a partir de ahí, ni bien empecé en la Facultad, me encantó. Siempre me he dedicado a un enfoque más social, me incliné por la salud pública, y transité muchos lugares, hace más de 25 años que me recibí y las cosas también fueron cambiando. Cuando les comenté a mis padres lo que había decidido estudiar a nivel universitario, siempre me apoyaron, yo estaba muy decidida, ahora que lo pienso bien, quizás ellos vieron mi entusiasmo y por eso me respaldaron siempre. Mi padre falleció cuando yo estaba en segundo año de la carrera, y esos hechos obviamente que te marcan. Era un hombre con un perfil parecido al mío, muy de la calle, de relacionarse con todo el mundo, y era un militante socialista. Y ese enfoque ideológico también hizo que me volcara más hacia el trabajo social, a salir a la calle título en mano y buscar lugares donde hubiera necesidades insatisfechas para aplicar el conocimiento que ya tenía”.
“Hoy sabemos que la nutrición, ya sea en forma directa o indirecta, está presente en todos lados. Y mientras estudiaba nunca me pasó algo así como pensar “esto no es para mí”. Realmente no. Lo que ocurrió es que estaba convencida de la carrera que quería hacer y empecé enseguida, creo que ese es el secreto. Y es algo que actualmente trato de compartir con mis hijos, para que elijan estudiar aquello que realmente sienten y que les apasiona. No podés ir a la Facultad pensando en cuánto vas a ganar cuando te recibas, ese es mi modo de ver. Claro que puede suceder que los chicos abandonen sus estudios porque no es lo que pensaban, a mí no me pasó pero eso no quita que a otros sí, y ese “error”, si querés llamarlo así, está bien. Es una búsqueda, y cuando te conectás con tu verdadero ser, lo demás viene solo, como el desarrollo personal. No ir a una universidad no es frustrante ni te desmerece como persona”, subrayó Capponi.