Conversar con Gonzalo “Colo” Alonso (38), e intentar conocer el secreto del éxito, es como la fórmula de la Coca Cola: Todos creen saberla, pero no hay nadie que logre combinar esos ingredientes en proporciones exactas.
Entrevistado por LOBOS 24, el Colo lo resume de esta manera: “Comencé con este proyecto en abril de 2017, ahora que me lo decís, recuerdo una nota me hiciste cuando nos invitaron al acto de apertura de las Olimpíadas del Salado, en el Parque. Ya para ese entonces estábamos bastante bien encaminados, y lo pensé siempre como un proyecto solista pero obviamente acompañado por músicos, que con el tiempo se fueron convirtiendo en grandes amigos y nos entendemos muy bien. Lo que planeamos desde el primer momento, es ser pocos sobre el escenario, no sólo por los costos, sino por la movilidad si es que nos contratan para tocar en otro lugar, y vuelvo a lo que te decía antes: Una banda es una familia, de algún modo».
«Pienso que, si fuéramos diez, para ponernos de acuerdo, sería mucho más difícil que si somos la mitad. Lo positivo es que, aunque somos menos, eso no le quitó contundencia al grupo. Y a título personal, tengo la tranquilidad de que ya no tengo que salir a buscar a un músico de apuro, o preguntarle si estará disponible para determinada fecha. Por supuesto que en estos últimos cinco años la formación fue cambiando, pero nunca se debió a ningún problema que sea fuera de la música”, agrega el cantante para reforzar su postura.
“Hoy, ya con una formación estable y que te diría que está bastante consolidada, las cosas se han hecho mucho más fáciles. Incluyendo, cuando es necesario, a algún reemplazante porque a cualquiera la puede pasar estar enfermo o tener un compromiso. Tuvimos en alguna oportunidad contactos con una productora, pero no nos quedaba margen para decidir nada. Básicamente, nos imponían cosas y teníamos que hacer lo que decían ello”, explica en la visita que hizo por nuestra oficina.
“Logré que esta movida de los shows en vivo hayan sido una importante fuente de ingresos, pero igual no alcanza, por eso, desde hace varios años trabajo vendiendo batería para autos. ¿Vivir de la música? No creo que lo pueda hacer, porque tengo una familia como el resto de los chicos, y a medida que pasa el tiempo asumís otro tipo de responsabilidades, no es lo mismo que en los inicios. Obviamente que a mí y a los músicos, los shows nos dejan un dinero. Nadie toca gratis, pero nunca dejó de ser un hobby. Porque al público, vos tenés que transmitirle la misma pasión y las mismas ganas que están sintiendo en el escenario. Tiene que haber química. Y el día que se pierda eso, por más guita que haya, ya va a ser momento de buscarse otra cosa. Te digo que yo lo tomo como una terapia por ese mismo motivo, hay mucha adrenalina, mucha energía, con los chicos nos entendemos casi de memoria…inclusive, hubo fiestas donde nos pidieron canciones que no teníamos previsto tocar, y las hicimos igual, tocamos casi de oído. Salió bien, le dimos al público lo que pidió, pero claro que no siempre todo se logra así. Como en todo, hay cosas que no te esperás o que te descolocan. Vas a un salón y ves que la gente no te da bola, que está en otra…nos ha pasado con los chicos. Pero bueno, mientras nos paguen, está todo bien”.
Un show con una duración promedio de 40 minutos, demanda igual o más tiempo en “el antes y el después”. Esto es, armar el escenario, probar sonido, y luego ir dejando todo listo para la banda el sigue, en el caso de que se trate de un evento al aire libre. El Colo no pierde oportunidad para contarnos que, en un evento que se hizo en octubre del año pasado, “L-Gante”, el artista trapero del momento, fue la gran figura, y ellos estuvieron como grupo soporte. Y afirma que no es verdad lo que dice la prensa sobre las supuestas “exigencias”, de este “músico” (digamos), que está en la cresta de la ola. “Yo lo conocí, y no fue para nada así. El catering fue el normal para cualquier artista, no vi nada exorbitante. Comimos un asado y pegamos la mejor onda”, subraya.
Asimismo, el “Colo” nos relata algunas anécdotas que fue cosechando luego de cinco años con la banda, sobre todo, las relacionadas con el “target” del público: “Esto tiene que ver con lo que veníamos hablando: Nos ha tocado ir a lugares con personas mayores, y por lo tanto, buscan escuchar otro tipo de música. Hay que adaptarse a eso. Y cuando vos notás que se están aburriendo, remarla como sea. Esto es igual para todos, sean adultos o jóvenes. Los pibes te piden los temas que suenan en la radio o en Spotify. Porque eso también cambió todo: Hoy, si la pegás con un tema, lo que vale, lo que “garpa”, son la cantidad de visitas que tenés en You Tube, o tus seguidores en Instagram. Estamos en la era digital y todo cambió”.
“Ahora, si vos me preguntás: “¿Cuánto tiempo más va a durar la popularidad de L-Gante?”, tiene que ver un poco con eso. No creo que ocurra como con los Wachiturros, que metieron tres temas y desaparecieron. O con la cumbia villera, que era una apología del delito. Es todo un proceso: Puede seguir habiendo gente a la que le guste la cumbia santafesina o la cumbia pop, y está perfecto, nunca vos a juzgar a nadie a nivel artístico. Lo que hacemos nosotros busca dejar de lado la moda o la novedad, aunque sabemos que tenemos que tocar lo que la gente los pide y lo que está sonando en ese momento. El uso de las redes sociales es el principal y mayor cambio de tendencia que yo veo, y que a futuro va a marcar el camino”, sentencia Alonso. ¿El tiempo le dará la razón? Pronto veremos los resultados.
LOS MÚSICOS DE «EL COLO»
Teclado: Lucas Soria- Batería y Octapad: Nahuel Suárez- Güiro: Nicolás Largüé- Bajo: Rodrigo Ibáñez. Y se sumó Luciano Gallo como miembro suplente, hijo de el conocido sonidista lobense apodado «El Misil».