Alberto «Conejo» Moretti, dialogó con LOBOS 24 y la señal de TV “Lobos Digital”, para el programa Café Doble, que se emitió días atrás. Fue el primer invitado del año a participar del ciclo, que se reanudó luego de la primera quincena de enero.
Al comienzo de la entrevista Moretti manifestó: “Arranqué el año trabajando, y pensando en los eventos que tengo previsto participar, quiero recorrer el país, e ir organizando el próximo encuentro citronero acá en Lobos. Siempre hacemos la despedida de fin de año, generalmente, alquilando algún salón, como el del Automóvil Club o de los jubilados ferroviarios, pero fueron quedando chicos, y también la situación sanitaria influyó . Por eso, uno de los más recientes lo hicimos en el Parque Municipal, al aire libre. Ese día tuvimos casi 50 autos, compartimos un asado… Al comenzar el año siguiente nuevamente no se pudo, y por ese motivo hablé con un grupo de amigos que me ayudaron para poder realizar el encuentro citronero a fines de 2021, donde la gente que vino se hospedó en Los Pallottinos de Empalme y se hizo una exhibición de todos los autos de colección frente al Municipio. La verdad es que superó nuestras expectativas, sobre todo por la respuesta que tuvo, y para este año esperamos poder repetir el evento en diciembre. Hay un video que se compartió muchas veces por las redes, que resume de alguna manera todo lo que fue esa movida: me hicieron notas, se trajeron drones, y así se fue difundiendo».
Recordó el entrevistado, durante el programa que conduce el periodista Patricio Contrera: «Mi primer auto, obviamente, fue un Citroën, pero no lo compré cero kilómetro. Antes de terminar la Escuela Secundaria yo ya trabajaba en un vivero, y me perdí a oportunidad de conseguir una beca para estudiar Ingeniería. La verdad es que estoy arrepentido de eso. Pero antes no tenías muchas opciones: O estudiabas, o trabajabas. Empecé en el taller mecánico de Barreiro y Flores, en la calle Buenos Aires, frente a donde está la heladería Firenze, que actualmente hay un salón de fiestas. Ahí estuve casi dos años, hasta que pude largarme solo. Puse un taller al lado de la casa de mi viejo, en la calle Angueira 1868».
En el marco de una conversación distendida, dejó en claro que el suyo es un hobby que siempre pudo «bancarlo» económicamente: «Cuando tenía alrededor de 14 años, ya tenía un auto, eran épocas donde el dinero rendía más. Pero siempre me gustaron las motos también, tuve más de 50 en el taller. Iba al Tigre o a Olivos en una Puma Galga de dos velocidades, los sábados después de almorzar me iba hasta Ezeiza, antes de llegar al Aeropuerto. Hoy no sé si lo volvería a hacer, por la edad que tengo y por el aumento de los costos. Bueno, la cuestión es que ahí estaba el circuito General Mosconi, donde debuté con el Citroën. En ese momento, además, el 2 CV era el modelo más económico, junto con el Renault Gordini, el “4 L”, o el Fiat 600. Sí era, y lo sigue siendo, el auto más barato de mantener, porque si te ponés a pensar, es casi una “motito con carrocería”. Y cuando a fines de 1969 salió el 3 CV, por supuesto que era la versión que todos queríamos tener. Imaginate, es mi pasión de toda la vida, voy a cumplir 64 años y llevo casi 50 con el Citroën. Y cuando hacemos los encuentros, como el último que fue en diciembre del año pasado, te das cuenta de que hay una comunidad muy grande de fanáticos de la marca. Lo que pasa es que ahora, te diría que hay un solo fabricante de repuestos que queda, y a veces eso hace que se aprovechen o se abusen un poco con los precios. Pero siempre conocés gente que le gusta, que te vende algún repuesto en buen estado a un precio módico, y que invierte en el auto».
«A medida que yo iba laburando, podía ir pagando cuotas para darme algunos gustos, pero creo que hoy sería más difícil. Hubo muchos años en los que la marca no tuvo presencia en la Argentina, salvo algunos modelos importados. Y, obviamente, los modelos que vemos ahora distan mucho de los que yo conocí. En otros países lo que uno ve es que hay un recuerdo distinto, porque marcó una época. También, te puedo decir que hoy es muy raro encontrar acá un chapista artesanal, que sepa del oficio y que te repare, por ejemplo, un Ami 8. Ese tipo de autos particulares y viejos, en su mayoría, van a parar a algún desarmadero. Por eso, los fanáticos como yo, tratamos de ir preservando los vehículos que tenemos y podemos, y como te decía antes, cuando ves la convocatoria que despiertan los encuentros, te das cuenta de que no estás solo», cerró.