En el día de hoy (1º de mayo), se celebró en la Capilla San Cayetano la Misa por el Día del Trabajador. Tomando los recaudos necesarios debido a la pandemia, los fieles se dieron cita en el lugar, y muchos de ellos prefirieron seguir la ceremonia religiosa desde afuera.
Tras la lectura del Evangelio según San Juan, el Párroco Jorge Rodríguez expresó en su Homilía: “El libro del Génesis nos dice que hay que ganarse el pan con el sudor de la frente, es la misión de Dios nos encomendó a todos, y la figura de San José, que es proclamado Patrono del Trabajo porque también fue carpintero, siempre nos incita a reflexionar. Enseñó su oficio a Jesús, quien trabajó con sus manos y se preparó para vivir la Fe del Padre Celestial. Hoy vemos que hace falta promover más la cultura del trabajo, y el Papa ha dedicado este año a poner en relevancia la figura de San José y su fidelidad a Dios, porque el Señor irrumpe en la vocación que éste tenía de formar una familia para cumplir con lo que El le pidió, que es cuidar a María hasta el nacimiento de Cristo. Y en la carta que difundió el Papa, como decía antes, destaca que uno de los rasgos de José siempre ha sido el silencio. No aparece ninguna palabra suya en el Evangelio, pero lo hace con su presencia por cumplir la voluntad de Dios. Nosotros estamos acostumbrados a enaltecer gente, muchas veces si conseguimos un trabajo llenamos la casa de objetos, y todo ello contrasta con la sencillez de San José”.
Añadió el sacerdote, que: “La crisis nos está golpeando más cerca, pensábamos que solamente le sucedía a otros, por tal motivo hay que sostener la oración para la gente que trabaja en este contexto de pandemia (…) La dádiva, y el clientelismo, generan muchas dificultades, hoy vemos realidades donde no se consiguen trabajadores para las cosechas, por ejemplo, porque hay gente a la cual no le conviene, porque total le dan (dinero). Esto provoca además un enfrentamiento entre aquellos que trabajan, pagan sus impuestos, aportan, mientras hay argentinos que viven de otra manera que no les otorga dignidad, porque están acostumbrados a pedir, por lo tanto no trabajan y no tienen un proyecto de vida”.