En el día de hoy, visitaron nuestra ciudad el Senador y ex Ministro de Economía, Martín Lousteau; el Intendente de San Isidro, Gustavo Posse; y el veterano dirigente radical Federico Storani. Estuvieron dialogando con la prensa y autoridades locales en un bar céntrico y brindando su apoyo a la línea interna de la UCR “Protagonismo Radical”.
Matín Lousteau, fue claro al señalar que: “No queremos que la UCR sea un partido sumiso de Juntos por el Cambio , se hizo un mal diagnóstico durante el gobierno de Macri de los problemas del país, si vos asumís y empezás estamos hablando de “la herencia recibida”, no vamos por buen camino. Macri y Fernández, cuando les tocó, dijeron lo mismo. Cuando Kicillof habla del nivel de devastación del sistema de salud en la Provincia, olvidó decir que durante 29 años gobernó el peronismo. Sólo Armendáriz y Vidal pertenecieron a otro partido. Se discute desde el slogan, pero nadie se hace cargo. Y como dije antes, el diagnóstico económico de J X C fue muy malo, pero eso creemos en otro radicalismo. Porque el radicalismo de ese momento no puso sobre la mesa cuál era su visión de lo que le pasaba al país. Nadie se sentaba a la mesa a decir que pensaba distinto. Ya cuando el dólar valía $ 18 muchos de nosotros alertábamos que había un atraso en el tipo de cambio.
“Macri perdió las elecciones fundamentalmente por la economía, que ya venía mal, con cepo al dólar y caída de reservas. La gente se cansó de los abusos de autoridad del kirchnerismo y puso sus esperanzas en otra gestión económica, lo cual claramente no funcionó. Por ello insistimos en que la opinión nuestra como radicales e integrantes de una coalición debe tener peso. Cuando hablar es incómodo, no nos podemos quedar callados. Eso fue lo que le pasó en los últimos años al partido. Debemos tener vocación transformadora”.
Un colega le preguntó su opinión del discurso del Presidente Fernández en el Congreso, y en tal sentido el ex ministro sostuvo: “Lo que estamos haciendo acá tiene que ver con lo que está pasando a nivel nacional. El discurso del Presidente me dejó preocupado, en muchas perspectivas. Dejó de hablarle a la totalidad de los ciudadanos y decidió hacerlo a una sector, y es evidente la diferencia respecto su discurso ante el Congreso el año pasado. Tuvo muchos conceptos incoherentes, habló de mejorar las instituciones y la confianza y acto seguido dijo que el Poder Judicial está al margen de la República. Dijo que hay que dejar de judicializar la política, y luego dijo que iba a iniciar una querella. Dijo que de esto salimos todos juntos, que lo peor que hay es la mezquindad, y no habló casi nada de las vacunas y de la apropiación de dosis que son prioritarias para otros”.
“Y digo que está relacionado- prosiguió-, porque cuando uno mira ese nivel de incongruencias internas, la agresividad del discurso, y esa actitud de hablarle a unos pocos, hay que hacer dos cosas: una de ellas es organizarse mejor para impedir que estas cosas ocurran en la Argentina. Y en una segunda etapa, organizarnos para ganar. Esa es la forma de lograr un cambio, ganar y gestionar de otra manera. Y todos los partidos de Juntos por el Cambio van a tener que mejorar, no sólo el radicalismo. Nosotros tenemos que salir de la comodidad de integrar una superestructura”.
“No estoy a favor con los controles de precios, hay que abordar varias cuestiones. Lo que nos pasa hoy, es que la Argentina tiene el mismo ingreso por habitante de 1973, hace casi 50 años. Esto quiere decir que en medio siglo no pudimos crecer pero la pobreza se multiplicó por diez. Cuando se hace un diagnóstico pensando en la culpa del otro, inevitablemente sale mal. Hay algo más profundo que pasa en la Argentina, y en la coyuntura actual se suman muchas cosas: un problema estructural, la “herencia”, los errores del Gobierno, la pandemia y la cuarentena».
Advirtió que: «No hay una solución inmediata, sí podemos reflexionar más en profundidad sobre la inflación. Somos uno de los pocos países en el mundo con estos porcentajes inflacionarios, porque tenemos un Estado desordenado y no hay vocación para administrarlo como corresponde, y se lo han apropiado un montón de sectores: políticos, funcionarios, gremios, empresas. Esto hace que se necesite más plata para bienes y servicios, con lo cual se termina teniendo déficit. A su vez, esto genera un desequilibrio que termina repercutiendo en un salto en el tipo de cambio. Esto no hace más que alimentar la inflación. Digamos que la “velocidad crucero” de la inflación en la Argentina es alta. Y si se termina en una devaluación, es un fogonazo adicional.
“Aun así, sin contar la pandemia, está claro que los números dan mal. Entre 1974 y 1990 el PBI cayó casi consecutivamente. Es decir que estuvimos mucho tiempo atrapados sin un crecimiento económico. Es momento de cortar con esta tendencia”.