-Actualmente vive en Capital con su hija Marilyn-
Lea Enriqueta Llanos de Machado, nacida el 17 de abril de 1920 en Norberto de la Riestra, partido de 25 de Mayo, es la paciente más longeva del país que le ganó al Covid-19. Esta mujer centenaria, que desde hace tiempo vive en Buenos Aires, se recuperó favorablemente, luego de contraer la enfermedad pandémica en el seno de su familia.
La primera en contagiarse fue su hija Marilyn e inmediatamente después se infectaron su yerno, su nieto, su nieta y el novio de ésta, y finalmente ella. “Sentía que me faltaba el aire. Me curó el Señor y el cannabis medicinal, que tomo por un dolor que me hace llorar”, contó la riestrense que el 17 de abril pasado cumplió 100 años.
Cuando Lea nació, el país era gobernado por Hipólito Yrigoyen, a quien conoció: “Era una niña, vivía en Norberto de la Riestra, mi pueblo de nacimiento en el partido de 25 de Mayo. Mi padre lo esperaba a Yrigoyen en un auto y lo llevaba hasta el campo de la viuda de Cambaceres. ¿Sería la amante? Ahora que pienso, podría ser. Lo vi pasar muy cerca de mí con su ponchito. Mi padre era yrigoyenista. Por eso yo seguí siendo radical. Pero ahora no soy nada”, reconoció.
Madre de seis hijos, doce nietos y seis bisnietos: “La matemática va conmigo, tengo algo con el número seis”, dijo apelando a una memoria que le permite recordar a cada uno de ellos.
“Yo quería ser artista, pero, en esa época, mi padre no me dejó porque no se veía bien que una mujer hiciese eso. Así que fui maestra con mucho gusto, porque siempre me gustó serlo”, explicó esta mujer de impecable dicción que soñaba con seguir los pasos de su admirada Tita Merello: “Ahora me gustan Norma Aleandro y Ricardo Darín”.
Lea cuidó hasta el último suspiro a su amado esposo don Ángel Machado, que tenía mal de parkinson. “Lo he amado mucho, era muy bueno conmigo. Todavía lo extraño. Siempre digo que el peor estado de la mujer es la viudez. Supongo que para los hombres será igual. Estuvimos poco tiempo de novios. No nos íbamos a casar, pero, en 1951, cuando quedé embarazada de mi primera hija, nos casamos. Éramos un poco adelantados a la época”, aseguró.
Mujer de fe profunda, transitó las iglesias católicas con devoción. También se acercó al evangelismo en busca de otras respuestas. Hoy, nos comenta que su fe es inquebrantable, aunque no adhiere a ninguna religión formal.
Lea, consciente de su edad, se protegía desde antes de decretarse la cuarentena a raíz de la pandemia del Covid-19: “No siento el encierro como la mayoría de la gente porque estoy acostumbrada a estar en casa, me tengo que cuidar”.
En estos 100 años, vio transformaciones sociales, culturales, tecnológicas. Cuando imaginó que ya lo había visto todo, es protagonista de acontecimientos inéditos de la importancia de la pandemia del coronavirus: “Lo vivo con preocupación, pienso en cuánto irá a durar todo esto. Sufro cuando me entero que muere gente, me duele. Pero soy optimista con el coronavirus, pronto se va a ir.”
(Fuente: Diario La Mañana)