Andrea Avagnina, junto con las alumnas de artes plásticas de su taller, presentó por séptimo año consecutivo su muestra navideña en el Templo Parroquial, denominada “Noche de paz, luz y color”. La Iglesia lució colmada de público que quería compartir con Andrea este momento tan significativo. Participaron asimismo como artistas invitados, Ricardo Giovachini y Osvaldo Di Santo. Este último hizo entrega al Párroco de una obra a modo de obsequio, con la calidad que distingue todos los trabajos de Osvaldo.
Una de las instancias más esperadas de la noche fue cuando Avagnina, junto con el Padre Claudio Mosca, descubrieron un magnífico cuadro de su autoría, con el talento que la caracteriza. Posteriormente el sacerdote bendijo el resto de las obras que se exponían en la nave central del Templo. Y se brindó un breve concierto con excelentes músicos, a saber: Sergio Ibáñez (contrabajo), Tomás Benítez (piano), y Emilia Dinanno (canto).
En diálogo con LOBOS 24, Andrea Avagnina nos comentó: “El balance de este año para mí ha sido positivo, gracias a Dios no me puedo quejar, me siento feliz de poder hacer aquello que me gusta y apasiona. Estoy rodeada de gente maravillosa, tengo un grupo de alumnos excelente en todo sentido, que han crecido muchísimo, y que me han acompañado en una nueva edición de esta muestra. Este es el séptimo año que realizamos este evento, y es una alegría enorme para todos. Cada año se va incrementando la participación, el público lo pide, y es una fecha ya esperada en Lobos”.
Añadió que: “Yo estoy en búsqueda de un nuevo estilo, por ese motivo estoy haciendo más acuarelas, formándome en ilustración de libros, y eso me fue llevando por otro camino. Lo nuevo que estoy haciendo también lo muestro en las redes sociales, y la respuesta de la gente ha sido muy positiva, el público se entusiasma. También sigo exponiendo para vender, siempre uno trata de que haya gente que quiera adquirir una obra. Estamos viviendo tiempos difíciles, pero por suerte siempre hay personas que apuestan a tener una obra original. Este año tuve alrededor de 30 alumnos, el número fue fluctuando, y las edades fueron de 5 a 80 años. Yo tengo alma de docente y por eso quizás no me cuesta trabajar con los niños, hay que motivarlos a crear, porque son muy espontáneos. Como todos saben, me tocó pasar por un problema de salud, y a raíz de ello uno comienza a disfrutar más de las cosas sencillas y simples de la vida, y sobre todo a darles un sentido. La vida misma te lleva a veces a tener un ritmo muy frenético y acelerado, pero yo creo que las cosas por algo vienen y hay que tratar de aprender de eso. Por suerte mi profesión me hace bajar a la realidad, y mucho más a la parte humana. En mi taller la prioridad son los alumnos, y la atención que trato de brindarles”.
“Estoy orgullosa de los artistas que nos acompañan hoy, Ricardo y Osvaldo, y en el caso de Osvaldo me fascinó la obra que presentó al Padre Claudio, creo que es uno de los artistas más completos que tiene Lobos, con una gran humildad, y siempre me agrada contar con su presencia”, concluyó.