En el día de hoy (22/3), disertó en la Fundación Lobos el escritor e investigador Gustavo Campana, autor de numerosos libros, y en esta oportunidad presentó su obra más reciente, “Tribunas sin Pueblo”. Todo ello se llevó a cabo en el marco de las actividades programadas por la Semana de la Memoria.
Luego de que Yolanda Cejas, en representación del grupo “Soles de Mayo” presentara al invitado, Campana respondió las preguntas de la prensa y entre otros conceptos, sostuvo: “Entendemos que en el pasado están guardados todos los secretos del presente y el futuro. Y hay que indagar el archivo para poder comprender el “kilómetro cero” de cada una de las historias que vivimos o padecimos hoy. En esa matriz periodística, hacemos reconstrucción histórica, tirando de la punta del ovillo (…) El libro que presento hoy en Lobos, “Tribunas sin pueblo”, es la historia política del Mundial ’78. Se mete de lleno en el intento de tratar de generar desde la Copa del Mundo, la mayor campaña de prensa que se autodenominaba “campaña antiargentina”, explicando a través del fenómeno del fútbol una pelea a brazo partido entre Videla y Massera para ver quién se adjudicaba el mérito del Mundial 1978, el plan económico de Martínez de Hoz, y la destrucción del aparato productivo. Hacer un abordaje de este acontecimiento deportivo es una muy buena excusa para intentar analizar qué sucedía en aquella Argentina”.
“Entre marzo y octubre de 1976, se dedicaron a hacer desaparecer las comisiones obreras, con la consecuente muerte de las fábricas, el obrero industrial, para instaurar la patria financiera”, afirmó con énfasis.
Puntualizó el autor, que: “En la organización del Mundial, el poder lo tenía Massera, el Almirante Lacoste que tenía a su cargo en Ente Autárquico Mundial 78 (EAM), respondía a él. La Armada gana a los tiros, con el asesinato del General Actis, que era un hombre de Videla. Se dijo que el Mundial implicaría un gasto de 100 millones de dólares, y finalmente costó más de 800 millones. Lo plantearon como un mundial austero, pero está claro que no fue así. No tenían que reportar gastos, hacían lo que querían. Pero hay que aclarar que Argentina fue consagrada sede del Mundial ocho años antes, en 1970, y la dictadura no tiene que ver con esto, de hecho el primer Comité Organizador lo arma Lanusse, el segundo Cámpora, y por último el tercer gobierno de Perón, quedando en manos de López Rega. Recién después de esos 6 años llegan los oportunistas, la Junta Militar se encuentra con que está todo encaminado y que quedan 2 años hasta 1978 para llevar adelante el Mundial, para eso estrechan su relación con la FIFA, y fue así como primera vez en la historia de los Mundiales, reconocen a una dictadura como sede organizadora”.
Recomendamos la lectura del libro, por tratarse de una investigación con gran rigor histórico y periodístico, donde lo deportivo se ve atravesado por lo político en los convulsionados años ’70.