Buceadora infatigable de la historia pueblerina, Teresita Irigoyen es un símbolo de la resistencia por rescatar del olvido a aquellos que forjaron los edificios y las calles que transitamos todos los días. Así lo hizo en su último libro, «El Guardián de la memoria».
En diálogo con LOBOS 24, Irigoyen nos comentó: “Este libro contiene anécdotas, pinceladas lobenses, un poquito de historia de nuestro pueblo. Siempre desde la anécdota, porque no soy historiadora ni investigadora. Sí soy memorista, y he ido recopilando aquellos testimonios que me han ido contando a lo largo de mi vida, verificando previamente que fueran ciertos y veraces. He sido maestra rural durante casi 30 años, y seguramente en el futuro publicaré algún libro dedicado a ello. En este caso, yo relato hechos como el alumbrado público en Lobos, la parte subterránea, el origen de las escuelas a principios del siglo XX. Por ejemplo, hay datos curiosos, como que en 1896, Lobos tenía un Hospital solamente con 10 camas, tres médicos y un dentista. Aparecen muchos apellidos conocidos que aún existen, es decir que muchos antepasados nuestros ya estaban desde hace más de 100 años. Si tengo un don, es el de narrar, todos han sido narradores en mi casa. El libro tiene en la portada una foto antigua de la Plaza 1810, que fue una de las que investigué, junto con la Tucumán, la Italia y la Zarini. Tuve el apoyo de numerosos amigos y vecinos, algo que quiero agradecer para que esto fuera posible”
“Todo esto comenzó en 2017, yo fui trayendo pequeños artículos míos a la biblioteca, y le dije a la bibliotecaria (Andrea Palazzesi) que si quería yo le dejaba el material, porque vienen muchos chicos preguntando por el origen de Lobos. Eran todos textos en letra manuscrita, que ella pasó a la computadora. Así fue que me pidieron más, y logramos reunir una cantidad de textos para poder publicar. En realidad no era mi intención, la gente de la Biblioteca me lo sugirió. La idea también nació con el objetivo de donar los ejemplares a todas las bibliotecas de Lobos. Como te comentaba antes, los textos están escritos en forma de anécdota, pero siempre sobre hechos reales. Muchos de los temas que podrán encontrar los lectores están basados en los cafés literarios que fuimos haciendo con el Grupo de Apoyo a la Cultura en los últimos 20 años. Muchas personas y vecinos nos dejaron su testimonio, y hoy ya no están físicamente, pero de alguna manera pude rescatar esas vivencias que ellos relataban con tanta emoción. Cada vez que teníamos un Café Literario, yo escuchaba atentamente lo que decía el disertante, y cuando llegaba a mi casa me ponía a escribir, ese mismo día. Es una forma de rescatar toda la historia que esos lobenses nos dejaron”, destacó la autora. Mucho público se acercó hasta la sede de la entidad a presenciar la charla y compartir un café con esta docente de alma que es dueña de una memoria prodigiosa.