La suba desmedida de tarifas está «limando» la base electoral que supo tener Cambiemos, con la clase media como núcleo duro, que es el estrato social donde obtuvo más votos. Esta erosión en el favor popular en el favor popular se hace evidente, porque nadie estará dispuesto a avalar con su voto esta inequidad que nos pone a todos en estado de alerta. En Lobos, a menos que el Intendente se ponga al frente del reclamo y declare la Emergencia Tarifaria, poco se podrá hacer para torcer esta historia a la cual parecemos condenados. Los atrasos en las tarifas, si los hubiere, no los tiene por qué pagar el pueblo, de un modo tan brutal e intempestivo. El Gobierno se propone la quita de subsidios a cualquier costo político, beneficiando a las grandes empresas en detrimento de nuestros bolsillos, cuyos ingresos son iguales o menores que hace dos años atrás. Vale decir, que las promesas de recuperación de la economía, el famoso “segundo semestre”, se diluyen y caen por su propio peso, lo cual esto trae aparejado un menor consumo y menos rentabilidad para los comercios. A su vez, la carga en impuestos es cada vez mayor, de hecho en la boleta de EDEN, al observarla podemos ver cómo los conceptos facturados que no son estrictamente de consumo eléctrico, casi duplican el costo final a pagar.
Es así como el Gobierno se ha metido en su propio laberinto de la sinrazón, sumado esto a la tozudez que demuestran, la incapacidad de diálogo que es visto como una muestra de debilidad, y el desgaste de sostener a un ministro servil como Aranguren, que no ha tenido el buen criterio de renunciar y seguir con su actividad privada. Por eso, este empecinamiento le costará caro a Cambiemos, los aumentos en combustibles, transporte público, peajes, entre otros. Como mencionamos en otra nota, hoy viajar a Buenos Aires se nos vuelve carísimo a los lobenses, siendo que muchas veces debemos hacerlo no por placer, sino para cumplir con algún trámite o concurrir a un centro de salud. Es doloroso ver a un gobierno de ejecutivos con corbata que nos castiga llevándonos casi al quebranto económico, cuando todos buscamos mejorar nuestra calidad de vida. Cada uno desde su lugar.
Cuando llegue el final, que ojalá no sea antes de 2019, nos encontraremos con tierra arrasada y políticas públicas nulas. Fueron votados para gobernar y torcer el rumbo de la historia, no para destruir lo ya existente y generar más pobreza, aunque los fríos números del INDEC digan lo contrario. Punto final.