-En 2008, el billete de mayor denominación era el de $100 y con diez de ellos alcanzaba para comprar 400 kilos de azúcar, 358 litros de leche o 350 botellas de agua. Hoy, con los mismos billetes se compran 40 kg de azúcar, 38 litros de leche o 45 botellas de agua-.
El 2,4% de aumento del IPC en febrero difundido el miércoles por el Indec, puede parecer un número abstracto. Y la distinción entre «inflación core» o «núcleo», una jactancia de economistas. Pero hay datos que pegan en el bolsillo y pueden resumir la última década de inflación en una imagen: la del billete de $100, con la adusta cara de Julio Argentino Roca o la sonriente Evita, cuyo poder de compra se redujo tanto que hoy se necesita un billete de $1000 con la figura de un hornero para adquirir lo mismo. El ejercicio lo hizo Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, quien comparó cuántos billetes se necesitaban hace una década y cuántos ahora para adquirir una misma canasta de productos básicos.
Según el informe «diez años de inflación», en 2008 se podían comprar 400 kilos de azúcar, 358 litros de leche o 350 botellas de agua mineral con $ 1.000 (diez billetes de Roca). Hoy, con la misma suma, equivalente a un billete amarillo del hornero, se pueden comprar 40 kilos de azúcar, 38 litros de leche o 45 botellas de agua.
Para adquirir una canasta de 17 productos básicos (aceite, gaseosa, leche, mayonesa, mermelada, papel higiénico, yerba, cerveza y jabón en polvo, entre otros), se necesitaban $ 134. Hoy, para conseguir esos mismos productos, hay que desembolsar $ 1056. «Lo que muestra el informe es que, para comprar lo mismo que hace diez años, se necesita 10 veces más dinero», comentó Di Pace. Los productos relevados, básicamente alimentos y artículos de limpieza, registraron un 686% de aumento en promedio, frente a una inflación general (incluyendo otros bienes y servicios) del 290% según consultoras privadas. «Esto, en un país con 30% de pobreza, es muy preocupante ya que alimentos y bebidas fue lo que más aumentó», sostuvo el consultor.
En el período analizado los productos que mayor suba de precios acumularon en los últimos 10 años fueron: cerveza 1460 %; Yerba Mate, 1322 % y Gaseosa Cola, 1204 %. De este modo, una botella de cerveza de litro costaba $ 3,40 en 2008 y hoy sale $ 53; un kilo de azúcar pasó de $ 2,50 a $ 25; un litro de leche pasó de $ 2,80 a $ 26; una mermelada de durazno de 450 gr costaba $ 4,70 y hoy sale $ 42; un papel higiénico de 6 rollos pasó de $ 5,40 a $ 40,8 y un paquete de yerba de medio kilo de una segunda marca, pasó de $ 3,10 a $ 44.
Para realizar el comparativo, se relevaron precios en 530 puntos de venta de todo el país a través de un sistema que captura los datos con scanners en la línea de cajas, sin intervención humana.
Ausente en las declaraciones de funcionarios durante gran parte de la década pasada, maquillada con eufemismos como «aceleración de precios», y «sinceramiento», tras un apagón estadístico de seis meses en el nuevo Indec, lo cierto es que la inflación, oficial, Congreso, núcleo (la que no incluye precios regulados por el Estado como las tarifas) o como quiera llamarse, es un problema que ni siquiera el «mejor equipo económico de los últimos 50 años», como lo bautizó el presidente Mauricio Macri, pudo resolver.
En lo que va de 2018, la inflación acumulada en el primer bimestre fue del 4,2% según el Indec, resultante de un 1,8 registrado en enero y 2,4 en febrero, lo que -según distintos especialistas- dificulta llegar a la meta que el gobierno había fijado primero en 12% y corregido al 15% el 28 de diciembre, aunque las consultoras privadas la proyectan en no menos del 18% anual.
De este modo, el billete de $ 1.000 con la figura del hornero que comenzó a circular en diciembre, parece destinado a repetir el karma de sus antecesores: el famoso «marrón» con la cara de José de San Martín lanzado a comienzos de los 70, y el de 1000 Australes con la figura de Roca, en los 80, que hoy sólo tienen valor coleccionable y sentimental.
(Fuente: El Cronista)