Don Hugo Sala (89), en diálogo con LOBOS 24, nos comentó parte de sus vivencias. Ante todo, comenzó diciendo que: “Para mí representa un honor que el Municipio me haya elegido para encender la Antorcha Olímpica, me emociona hasta las lágrimas. Yo me considero amigo de todos, y todavía no puedo creer que me hayan dado esta responsabilidad. Me dijeron que me lo merecía, porque había hecho conocer y trascender Lobos en otros lugares, y por mi trayectoria en el automovilismo. Yo he sido muy “fierrero”, desde los 14 años, y es una pasión que continúan mis hijos y mis nietos. Ver que ellos siguen con esto, es la satisfacción más grande que tengo”.
Añadió el veterano ex piloto (se retiró en 1980), que: “Veo mucha gente conocida, que me felicita, y creo que en parte es por mi forma de ser, he sido un comerciante sano, he sabido aconsejar. Ha venido gente a comprarme autos que había juntado la plata con mucho esfuerzo, muchas personas del campo. Recuerdo que vino un señor que lo había recomendado mi padre, era un tambero. Y mi padre me dijo: “Mirá Hugo, va a venir un señor, fijate muy bien el auto que le vas a vender, porque es un hombre muy humilde”. Cuando llega, lo llevé a ver un Falcon usado que yo tenía. Pero en la agencia había un Ford Fairlane nuevo, además de otro Falcon nuevo y una camioneta. Era el local que yo tenía en la calle Buenos Aires (actualmente Logarzo). Entonces, como te digo, lo llevé a ver un auto usado, pero enseguida me dijo que le gustaba el Fairlane, el auto más caro que había. Me pagó todo de una sola vez. Y yo digo que lo principal es ganarse la confianza del cliente. Mi vida ha sido, y sigue siendo, muy linda. Lo más gratificante es poderla contar, porque al igual que mis padres, tuve que luchar mucho para poder llegar”.
“Estoy bien de salud, excepto por la vista. Como te dije, yo empecé a competir muy joven, con gente como Raúl Riganti, Néstor Blanco, que yo leía en las revistas, y entonces me dije: “yo voy a correr en auto”. Así fue. Tuvo que ir mi padre a autorizarme cuando corrí la primera carrera, porque era menor de edad”, precisó.
“Más de una vez, ya que Ud. me lo pregunta, he confiado en el cliente. Les he dicho: “Llevate el auto, después me lo pagás”. Y ninguno me falló. Siempre que podía, lo hacía, porque sabía que esa persona estaba haciendo un gran sacrificio y no podía pagar el total al contado, además en esa época nos conocíamos todos (…) Hace poco más de 25 años, que tengo la agencia donde está actualmente (Perón y Del Mármol), hicimos el edificio desde cero y ahora está mi hijo Pablo”, dijo con orgullo Hugo Sala.
Otro ex piloto que conoce muy bien a Sala, “Cachencho” Abdala, sostuvo: “Me puse muy feliz cuando me enteré lo de Hugo, es un deportista que representó a Lobos durante muchos años, de la mejor manera. Toda la ciudad estaba pendiente de las carreras donde él participaba. Es un gran tipo, la mejor manera de describirlo. Recuerdo que tuvo un accidente en 1967, en la carrera San Juan- Coquimbo, que unía nuestra provincia del Norte con Chile. El auto terminó destrozado en un choque, Hugo y su copiloto salieron despedidos, lo cual le demandó un gran tiempo de recuperación, pero luego volvió a correr con las mismas ganas. Corría con un Peugeot 403, sobre todo en las carreras de Grandes Premios. Yo lo considero el patriarca de aquellos que seguimos este deporte tiempo después, y es el ex piloto de mayor edad que tenemos en Lobos. Es de la generación de Benjamín Lorenzetti, de hecho él corrió con una cupé de Turismo Carretera allá por la década del ’50, y en algunas oportunidades Benjamín le ha prestado el auto”.