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En diálogo con LOBOS 24, el Licenciado Víctor Mansione (“Vitucho”, como lo conocemos todos), comenzó trazándonos una reseña de su profesión: “El primer geólogo que hubo en Lobos fue Claudio Amado, quien también es recordado por haber sido un gran ajedrecista, y después sí vine yo. Luego hubo un camino de jóvenes que decidieron seguir estudiando la carrera. Sí estoy dentro de los primeros de la Provincia, tengo la matrícula Nº 200, para que te des una idea. Egresé en 1984, porque se vio interrumpido por el Golpe Militar. Yo cursé en la Facultad de Ciencias Naturales de La Plata. Me fue bien, me había llevado algunas materias en el Secundario, y eso me dio experiencia para rendir exámenes”.
Añadió que: “Probablemente elegí estudiar esto por la formación dada por mi familia, mi padre se dedicaba a lo que se conocía como “frutos del país”, o barraqueros. Acopiaban cueros, lanas, cerdas, pieles, todo lo que se producía en el campo. Era otra Argentina. Y desde muy chico me tocó acompañarlo por toda la zona, sobre todo en la época de cosecha de la lana, y se salía temprano, sobre todo en el verano. Mi familia en un principio vivía sobre la ruta, después nos mudamos al Centro. Vivíamos en el Cuartel VIII. Mi abuelo materno, de apellido Vilano, tenía una panadería, que estaba en las calles Mitre y Sarmiento. Se llamaba “La oriental”, porque mi abuelo Francisco era oriundo de Uruguay. Posteriormente siguieron los hermanos mayores, y se trasladó el comercio a la actual calle Perón, en un edificio que hace unos años se demolió”.
Mansione hizo una investigación sobre los yacimientos de yeso en el lecho de la Laguna de Lobos, y al respecto nos comentó: “Eso surgió como resultado de un proyecto, de ver el manejo de los recursos. Había un choque entre la evolución de la naturaleza y lo que el hombre quiere hacer. Tenemos muchas lagunas en la zona, que se llaman “arosariadas” (llamadas así dado que su forma se asemeja a un Rosario), porque van al costado del Río Salado. Son parte de la Pampa Húmeda. La acción del hombre las va rejuveneciendo y en otros casos acelera la muerte de las mismas”.
Explicó “Vitucho” que: “Era muy difícil hablar de Medio Ambiente en la década del 80, no se conocía demasiado, por eso desde 1985 hasta 1990 me dediqué a investigar sobre la Laguna. Siendo Intendente Piccone, él confió en mí para armar el proyecto, hicimos un acuerdo con varios organismos e instituciones (…) Se descubrió que había un yacimiento de yeso de 8,5 millones de toneladas por debajo del suelo de nuestra Laguna. Luego pudimos establecer cómo era el sistema de escurrimiento, que permitía evitar que sea “capturado” por el arroyo Las Garzas. Había muchos conflictos sociales en la Laguna respecto a dominio. La responsabilidad de la cubeta de la misma era de la Provincia, el pelo de agua era del Municipio, y los laterales de los privados. Dentro de los privados, había propietarios únicos, e instituciones que iban perdiendo su personería jurídica en muchos casos, clubes que se habían asentado en otra época”.
“La Laguna, con esta cubeta que tenemos actualmente, es producto del hombre, no de la naturaleza. Es artificial. La prueba es que si se saca la compuerta, la superficie se reduce a 300 hectáreas en lugar de las 740 actuales. Nace desde la conformación misma de los fortines”
Para concluir, enfatizó: “Es también el hombre quien le pone la cota, la altura, la cual en sus orígenes no existía. En la Laguna, además de haber 8 millones y medio de toneladas de yeso, están los mejores suelos en la cuenca (…) Puede coexistir la explotación de yeso con la Laguna como espejo de agua y atractivo turístico. Cuando hay períodos de sequía se puede aprovechar, pero además de eso, se puede trabajar con dragas. Lo que cambiaría sería el Ph, la salinidad de la Laguna. Cuando hicimos el trabajo, resaltamos la salinidad y alcalinidad de las aguas. Insisto que pueden coexistir la explotación del yacimiento con el recurso natural. Lo que sucede es que como dije antes, trabajar en un espejo de agua que pertenece al Estado y donde hay varios dominios, es muy conflictivo. Por lo tanto, si algún día se logra, debe ser un megaproyecto que nos involucre a todos”.
