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El “plan hormiga” de Vidal para recorrer la provincia en 2018, pensando en la reelección

La Gobernadora, comprando regalos para el Día de Reyes
Vidal empezó el año visitando Pinamar, el 3 de enero

En política, el que se duerme, pierde. Y así lo entendió la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, que viene madrugando hace rato. Por eso decidió no perder oportunidades este “año no electoral” (como lo llaman políticos y economistas) y trazó un cuidadoso plan para recorrer cada uno de los municipios del interior provincial y el conurbano.

 

“Va a visitar, por lo menos una vez, cada uno de los 135 distritos bonaerenses”, confió a  una fuente de su equipo. ¿A qué ritmo? “Recién empezó el año y ya estuvo en Mar del Plata y Pinamar”, graficó un informante, a cargo de la organización de muchos de esos viajes, seguro de que algunos la recibirán dos o tres veces, incluso más, en 2018. Sus visitas allí -tal vez por razones no planeadas- no pasaron desapercibidas en este verano duro. En realidad, muchos sostienen que el “chip” de Vidal tiene como fecha el 2019, y una reelección por amplio margen.

Sin lugar a dudas, recorrer todos los municipios, uno por uno, para llegar bien posicionada al año próximo, implica un gran desgaste, en términos de agenda. Pero es lo que la mandataria se propuso hacer, según confió a sus íntimos. Hay gestos, como cuando en un intento de escrache de un grupo de guardavidas, cerca de Mar del Plata, ella se bajó del auto oficial e interpeló a los manifestantes. Al día siguiente, fue tapa de todos los diarios.

 

La dinámica es siempre parecida. Se organiza en torno a una visita oficial a algún lugar -preferentemente recorriendo obras que se financiaron con fondos de la provincia- junto a las autoridades de rigor.

 

Peronistas, radicales o PRO, difícilmente un intendente le niegue la presencia a la gobernadora, responsable última de que le llegue la plata todos los meses y de definir qué proyectos financiará su gestión. Entonces todos posan para la foto del acto oficial, que circula -es decir, se hace circular- por los medios locales.

 

Pero después de eso, Vidal visita a algún vecino, con una lógica parecida a la de los “timbreos” que hizo Cambiemos para la campaña. En realidad, la visita no es espontánea en este caso, y ya está previamente acordada con vecinos que se ofrecen para eso, generalmente a través de la cuenta de Facebook de la funcionaria.

 

“Son personas que le escriben y le piden que si anda por ese lugar, los visite”, explicaron desde la gobernación. Es exactamente el esquema que usó en su paso por Pinamar, el 3 de enero. Allí Vidal primero recorrió un Centro Integral de Seguridad (CIS), un comando que centraliza a las fuerzas de seguridad y de emergencias que construyó la provincia y que -se inauguró hace un mes- con el intendente local, Martín Yeza.

Después fueron juntos a un barrio recién urbanizado en Ostende, y se reunieron con vecinos.

 

La gobernadora no eligió ese distrito al azar para arrancar el año. Por un lado le quedaba cerca de Mar del Plata, donde pasa unos días en una extraña mezcla de vacaciones y gestión, antes de su escapada al sur, al lugar donde suele vacacionar el Presidente.

 

Por otro lado Yeza no solo es un intendente de PRO, sino que además era parte del equipo de Vidal cuando era vicejefa de Gobierno porteño, al mando de su actual jefe de Gabinete, Federico Salvai.

 

Después de visitar al que tal vez sea su “intendente favorito” en el día de su cumpleaños,  la gobernadora volvió a Mar del Plata, donde recorrió jugueterías y miró a un fotógrafo que la retrató con cara de pocos amigos. La pescaron comprando regalos de Reyes en un negocio casi vacío que generó comentarios insólitos en las redes. “No era lo pensado, pero suma”, dicen los asesores, con ritmo veraniego que la gobernadora se niega a tener.

El primer eje de gobierno es el de las obras públicas, este año con especial énfasis en la gran obra del Río Salado, que atraviesa la provincia, y que en la gobernación definen como la mega obra “que va a lograr que deje de inundarse” Buenos Aires en el mediano plazo. Promesas altas como el calor de la semana. Vidal está muy pendiente de esa apuesta (muy técnica pero a la vez política) y de las otras que hay en marcha para combatir el avance del agua en todo el territorio. Una deuda pendiente.

 

El otro eje será la transparencia. “Cuando ella llegó nadie presentaba la declaración jurada, ahora hay 45 mil funcionarios del Poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial y de la Policía que tienen que presentarla”, comentó alguien de su entorno sobre los cambios que ella motorizó, con resistencias notables sobre todo de parte de los jueces y la Policía.

El último “caballito de batalla” que analiza hasta ahora el equipo bonaerense es lo que llaman “democratización del Servicio Penitenciario”, que incluye una -nueva- purga en esa dependencia, siempre fuente de conflictos y sospechas.

Después de todo, la última incorporación de Vidal a sus filas en la última campaña fue Graciela Ocaña, también llamada “la hormiguita”. ¿Le querrá robar el apodo o el modus operandi?

(Fuente: Border Periodismo, y producción periodística propia)

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