Este sábado 16, a las 18 hs, se proyectará en la sede de SUTEBA Lobos (Suipacha 40), el filme «La Noche de los Lápices» (1986, dirigido por Héctor Olivera), al cumplirse 41 años de esta página negra de la historia argentina. Posteriormente habrá una charla debate, y toda la comunidad está invitada a participar. El acceso es libre y gratuito.
Transcurrieron más de cuatro décadas desde aquella noche en la que 10 jóvenes fueron secuestrados para ser brutalmente torturados. Solo cuatro lograron sobrevivir a la brutal represión de la dictadura de Jorge Rafael Videla.
Este sábado se cumplen 41 años de esa trágica noche cuando los estudiantes secundarios decidieron salir a las calles a defender sus derechos como la implementación del Boleto Estudiantil Secundario y proponerse ser parte de la construcción política de su país.
“La noche de los Lápices” así fue nombrado aquel suceso, uno de los actos de represión más conocidos registrado durante el último régimen militar (1976-1983).
Los estudiantes fueron secuestrados y torturados en distintos centros clandestinos, solo cuatro de ellos lograron sobrevivir a las nefastas acciones a las que fueron sometidos.
Ellos eran militantes de la Unión de Estudiantes secundarios (UES), una agrupación ligada a la Juventud Peronista, y esa noche fueron sacados de sus domicilios, lo que fue considerado la primera jornada de esa acción criminal.
La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) estableció que la Policía bonaerense había preparado un operativo de escarmiento para los que habían participado en la campaña por el boleto estudiantil, lo que fue considerado por las Fuerzas Armadas como «subversión en las escuelas».
El caso tomó notoriedad pública en 1985 con el testimonio de los sobrevivientes quienes lograron recuperar la libertad tras permanecer varias semanas cautivos en un centro de detención cerca de Buenos Aires.
El comisario Miguel Etchecolatz fue el autor material de los secuestros y desapariciones. Él esquivó a la justicia en los años 80 amparado en la Ley de Obediencia Debida. Sin embargo, en 2003 fue derogada y se iniciaron los juicios de lesa humanidad y fue sentenciado por los crímenes.
Tras la recuperación de la democracia emergió un símbolo de lucha y participación juvenil, que invita a las nuevas generaciones a soñar con una sociedad mejor, y a convertir en acción esa energía inspiradora.