La idea oficial es que las petroleras posterguen el ajuste planeado para el 1º de octubre. En 2015 no se tocaron precios en campaña y se actualizaron un día después del ballotage
El Gobierno apuesta a que, al igual que la luz y el gas, los combustibles también aumentarán recién después de las elecciones de octubre. «A todos les conviene que se mantenga este rumbo económico. No creo que se quieran pegar un tiro en el pie», aseguró un funcionario cercano a la Casa Rosada en relación al ajuste de los precios de naftas y gasoil previsto para el último trimestre del año.
La especulación se sustenta en la experiencia: en 2015, las petroleras postergaron la suba de los precios en los surtidores hasta el día después de la segunda vuelta electoral, que consagró a Mauricio Macri como Presidente. El 23 de noviembre subieron un 4,5% las naftas, luego de un año en el que tuvieron que bajar 5% sus precios en el inicio y después los volvieron a aumentar en reiteradas ocasiones durante el primer semestre, antes de la campaña electoral.
La idea oficial es que si en aquel momento no se tocaron los precios para no generar un mal humor social previo a los comicios, no existirían razones para que lo hagan ahora, con un Gobierno que promueve políticas más amigables para el mercado y promete sacar al sector energético de la crisis de oferta y de calidad que atraviesa desde hace años.
Aunque el acuerdo que firmaron las empresas establece que el primer día de cada trimestre de este año se deben actualizar los precios de los combustibles, en base a la cotización del dólar durante la semana previa, el valor del crudo y los biocombustibles en el mundo, habrá que esperar a lo que decidan las petroleras. De mantenerse la divisa norteamericana en torno a $ 17,50, como en estos días, cabe esperar un nuevo aumento.
Con todo, si el Gobierno tiene razón y las compañías del sector finalmente deciden no dispararse un «tiro en el pie» es decir, que actualicen sus precios después de las elecciones legislativas de octubre, los tres grandes ajustes previstos para el cuarto trimestre de 2017 habrán sucedido con el resultado de los comicios puesto; la semana pasada, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, afirmó que la electricidad y el gas subirán «entre noviembre y diciembre».
Para el servicio eléctrico en Buenos Aires y el conurbano el incremento de 58% en el interior bonaerense a partir de septiembre es un capítulo aparte, ya que no está bajo jurisdicción nacional, el ajuste pendiente es de por lo menos un 19% para la distribución, que explica el 47% de la factura con impuestos. Como también habrá una modificación en el precio mayorista de la electricidad y una actualización por la inflación acumulada desde febrero, las empresas calculan una suba mayor al 15%. Después, en febrero de 2018 habrá un nuevo aumento, que será del 17% para las distribuidoras.
Asimismo, resta una suba de por lo menos 30% a 40% en el gas, entre la actualización que se hará para el valor del fluido en boca de pozo y lo que percibirán las distribuidoras. El siguiente incremento será en abril del año que viene, también cercano al 30%.