Además de la millonaria deuda con Edenor, Cueroflex tiene que pagar un millón y medio de pesos de gas. A fines de 2016 habían llegado a un acuerdo por subsidios, pero el Gobierno lo incumplió. Ochenta familias dependen de esta fábrica recuperada, la única que trabaja con cuero reciclado en el país.
A la preocupante situación que atraviesan la industria del cuero y del calzado en el país a partir de la apertura de importaciones impulsada por el actual Gobierno, se suman los efectos del tarifazo. Tras recibir una factura de Edenor por tres millones de pesos, los trabajadores de la cooperativa Cueroflex, de San Martín, tomaron días atrás la sede del ministerio de Energía. En diciembre ya habían alcanzado un acuerdo de subsidios, pero el Gobierno lo incumplió. Las deudas acumuladas de luz y gas ponen en peligro su continuidad.
El 15 de mayo, día de la protesta, a las 10 de la mañana se acuerdó una reunión con funcionarios del Ministerio que encabeza Juan José Aranguren. Para representar a los trabajadores, subieron a las oficinas del organismo Jorge Reich, de Cueroflex, y Eduardo Montes, de Gráfica Patricios. Bajaron a los cinco minutos. Evidentemente, fracasó el primer contacto. En diciembre de 2016 ya se había firmado una resolución que jamás se cumplimentó. “Estos tipos nos están llevando al quebranto, nos venía una boleta de 40 lucas por mes y ahora tenemos una deuda de 3 millones de pesos”, describió Reich. En los días que pasaron, no ha habido ningún avance o resultado positivo.
Y detalló: “En diciembre se había firmado un acta de compromiso con el ministerio de Energía. Nos iban a subsidiar por ser una cooperativa. Pero desde entonces no pasó nada. Tenemos una deuda de tres millones de pesos de luz y un millón y medio de gas. Semejantes facturas no las podemos trasladar al costo, ya lo que está entrando de Alemania e Italia cuesta un 20% menos que lo nuestro. No podemos competir”, advirtió Jorge Reisch, referente de la cooperativa.
Aunque reclamaban una reunión con el Ministro, luego de varias horas de toma los cooperativistas fueron recibidos por el subsecretario de Coordinación Política Tarifaria, Andrés Chambouleyron. “No llegamos a ningún acuerdo y esperamos otra reunión”, dijo Reisch, y agregó que la decisión es permanecer hasta obtener una solución.
Cueroflex se convirtió en cooperativa hace cinco años, tras el vaciamiento por parte de los antiguos dueños. “Somos 80 trabajadores, 80 familias que dependemos de esto. Estamos todos en la misma y no podemos achicar el plantel. Para pagar esas facturas tendríamos que bajarnos el sueldo. Y nuestras ventas ya cayeron entre 30 y 40 por ciento en el mercado local”, alertó el cooperativista, quien destacó que se trata de la “única empresa de reciclado de cuero en el país”.