En el día de hoy, 9 de abril, la feligresía católica celebró el Domingo de Ramos, día en el cual se recuerda la entrada triunfal de Jesús a la ciudad de Jerusalén.
Debido a las condiciones climáticas, no pudo realizarse este año la Procesión por las calles céntricas que había organizado la Parroquia Nuestra Señora del Carmen. Por ello, el Cura Párroco Claudio Mosca procedió a bendecir los ramos de olivo en el interior del Templo. LOBOS 24 presenció la celebración litúrgica, y pudo constatar cómo año tras año, aún con inclemencias del tiempo como este caso, la misma resulta más multitudinaria y numerosa, como así también todos los actos que se llevan a cabo durante la Semana Santa.
Tras la lectura de la Pasión de Cristo, en su Homilía, el Padre Claudio expresó: “Tenemos una serie de elementos que nos ayudan para disponernos a celebrar esta semana, la más importante de nuestra Fe. El primer elemento son esos ramos que ustedes tienen en sus manos , y sus manos, los cuales hablan de quiénes somos. Los ramos hablan de la pertenencia, simbolizan al grupo que estuvo vivando a Jesús en su entrada triunfal a Jerusalén. Por ello, nosotros también somos del grupo que ha victoriado a Jesús. El olivo es un árbol muy significativo, no sólo en la Liturgia, o en la Biblia, sino en la vida. Por ejemplo, el signo que Dios le da a Noé de que el diluvio ha pasado, es una paloma con una rama de olivo. Y nosotros lo hemos adoptado como una imagen de la paz, porque el rey que ha entrado a Jerusalén, es un Rey de Paz”.
Añadió que: “Cuando volvamos a casa, cada uno pondrá el ramo bendecido en algún lugar especial su hogar, y su presencia debe ayudarnos para recordar todo el año que somos Iglesia (…) La Palabra de Dios viene dirigida a cada uno de nosotros, la cual el Señor quiere depositar en el corazón de cada uno. Debemos tener la actitud del discípulo, como nos decía el profeta Isaías. Se trata de ponernos en escucha de la Palabra, y recibirla. Muchas veces hay que poner la cara para la bofetada, como hizo Cristo al poner el cuerpo para la Pasión. La suerte del discípulo no será distinta de la suerte de su Rey. En el horizonte de toda esta celebración, está la Cruz, y hacia allí vamos, para celebrar el Misterio de la Muerte y Resurrección de Cristo”.