En diálogo con este medio, el atleta olímpico lobense, Luis Molina, nos trazó un panorama de su presente deportivo: “Es un año bastante raro, porque vino después de los Juegos Olímpicos y es un año donde cuesta arrancar de nuevo. Por suerte vengo entrenando bien, tengo un pequeño dolor en la pierna que se me complica a veces. Pero creo que los objetivos centrales están a partir de julio, y apuntaremos a eso. Estoy entrenando en Lobos, algunos días en Castelar, en Salta, y los lunes y miércoles por lo general entreno en el ENARD, que es donde hago un trabajo más específico”.
Explicó Luis que: “Hay una gran diferencia entre entrenar para resistencia y hacerlo para velocidad. Para resistencia, hay que hacer un mínimo de 160 km. semanales, lo que insume mucho tiempo. Para la velocidad, son 30 km por semana y se necesita sí o sí una pista. Yo suelo ir seguido al Parque Municipal, es un lugar ideal, no abunda en todos lados (…) Ahora me voy a dedicar a correr en la pista, a seguir bajando marcas, y seguramente a fin de año correré una maratón en Chicago. En noviembre del año pasado competí en Valencia, lamentablemente el 31/12 me quitaron la beca del ENARD, pero tengo en apoyo económico del Municipio. La carrera de Valencia no salió bien, tuve un mal día, creí que iba a poder correr mejor pero estaba bastante relajados después de los Juegos de Río y me costó mentalmente”.
Enfatizó asimismo que. “Se hizo el trámite para que me devolvieran la beca del ENARD, pero no hubo éxito, sacaron varias becas y me tocó a mí. Yo no comparto esta decisión porque creo que hay que seguir apoyando al deporte, pero son cosas que pasan y por suerte pude obtener una ayuda del Municipio”.
“Valencia fue la última competencia de 2016, pero después corrí el 31/12, en una carrera tradicional que se hace en Buenos Aires y que pude ganar. Físicamente tengo una distensión en el piramidal, a veces puedo entrenar bien y otras no, pero lo vengo llevando así, es una cuestión de tiempo y de elongación. Creo que en un mes y medio voy a estar al 100 %”, concluyó Molina, un verdadero ejemplo de perseverancia y esfuerzo.